“Todos somos piezas de un mismo puzle”. Os vamos a contar una gran historia de amor y de superación. Una historia que nos devuelve la ilusión en el ser humano. Hablamos de la historia de Jesús Aragón, un niño de ocho años, residente en El Puerto de Santa María aunque como dicen sus padres, ellos son de “Cádiz, Cádiz”, aunque vivan fuera.
“Detrás de cada puzle hay una historia… y siempre es una historia de superación”. Jesús Aragón es un “niño muy inquieto, un niño que no para un segundo y al que le cuesta muy trabajo relacionarse con los demás niños”, describe su padre, que se llama también Jesús. Y es que a Jesús Aragón, cuando tenía dos años, le diagnosticaron un trastorno del espectro autista.
“La mayoría de las veces juega solo, no busca jugar con los demás… pero hace unos cuatro años, él que siempre está solo y dando vueltas, de repente vemos que se para en seco, mira a su hermana que está en el suelo, y se sienta a jugar con ella… cosa que no había hecho nunca, nunca había jugado con otra persona”, recuerda su padre no sin emocionarse.
Y cuando su padre se fijó en el juego resultó que estaban haciendo puzles. Y a partir de entonces todo cambió. En ese día se despertó en el pequeño Jesús una gran afición por los puzles. “De tal manera que tuvimos que esconder los puzles… de hecho hace poco, en la buhardilla nos encontramos uno de esos puzles que le escondimos y estaba hecho”.
“Cada vez que coge un puzle se vuelve loco… pero es una afición que comparto con él y eso nos ha acercado mucho a los dos. Jesús es un niño que no se acerca a ti si no necesita algo, no expresa sus sentimientos con facilidad, no te da un beso cuando vuelves del trabajo… pero el puzle nos unió aún más porque es una afición que tenemos los dos… es algo que nos une como padre e hijo”.
Pero esto es solo el principio. “Desde que descubrí que teníamos esa afición, sin saber que existía la Asociación Española de Puzles, Aepuzz, me puse a buscar si existía algún campeonato al que pudiéramos ir los dos, sobre todo para demostrar que se puede porque aunque él tenga muchas dificultades, con trabajo, con ayuda y con apoyo, se pueden conseguir muchas cosas”.
Entonces descubrió que había un Campeonato de España de Puzles, organizado por Aepuzz, donde participan de forma individual y en pareja los mejores del país. “Lo tuve claro y me lo marqué como un reto”, señala el padre.
“Mi hijo coge la caja, apenas mira el dibujo, y comienza a colocar piezas sin volver a mirar el dibujo”, relata asombrado su padre. “El caso es que él no mira la foto y como es tan inquieto, coloca una pieza, se levanta, da vueltas, y mientras yo sigo con el puzle, regresa, me quita la pieza que tengo en la mano y la coloca exactamente donde tenía que ir”.
“Hay veces que, aunque no le gusta rebuscar piezas, se pone a coger cuatro o cinco piezas de la caja y resultan que todas encajan perfectamente… no llego a comprender esa capacidad visual que tiene para hacer la foto de la imagen que hay que recrear”. Su padre, aficionado a los puzles desde hace muchos años es incapaz de hacerlo.
“Uno de los momentos más intensos del año es cuando estamos los dos durante diez minutos con las piezas del puzle boca abajo… ese es nuestro momento y los dos lo sabemos”, explica su padre. “Estamos los tres unidos, el suyo, el mío y el del puzle”.
Y es que durante el campeonato, que consiste en realizar un puzle por pareja con dos horas de margen, “vemos que el resto de competidores, durante esos diez minutos, hablan de sus estrategias, de que si uno coloca los bordes, etc… pero nosotros no, yo tengo un monólogo con él sobre qué piezas colocar pero nunca me contesta… aunque estoy seguro que un día lo hará”.
De hecho, Jesús Aragón lleva desde el año 2014 participando en el Campeonato de España de Puzle que se celebra en Madrid organizado por la Asociación Española de Puzles, Aepuzz. Cada año mejora el número de piezas colocadas en dos horas. Este año han sido 274 piezas, todo un logro si tenemos en cuenta que “no para un momento, no deja de levantarse y dar vueltas, por eso lo hacemos en pareja, porque no tiene instinto de competición”. Ni falta que hace. Porque para sus padres “el reto ya está conseguido”. Solo hay que ver a Jesús cuando “comenzamos a enseñarle los pictogramas del proyecto de viaje a Madrid y se da cuenta que volvemos a ir al campeonato… se emociona y comienza de nuevo a hacer puzles de cara al evento”.
Y cada año que van a Madrid, “estrenamos camisetas, la que llevamos el pasado mes de junio tiene un dibujo hecho por su hermana mayor”.
“Era nuestro reto, y lo superamos”, señala para concluir su padre, quien agradece la ayuda de Aepuzz, de la Asociación de Autismo de Cádiz y del centro en el que estudia, el CEIP Pinar Hondo, “donde sus compañeros lo reciben todos los años como a un héroe cuando regresa de Madrid”.
Y es que, no hay duda, “todos somos piezas de un mismo puzle”.