La apertura de la Verja, que permitió reabrir las comunicaciones peatonales entre España y Gibraltar, cumple hoy treinta años, una efeméride que fue calificada ayer por la alcaldesa de La Línea de la Concepción, Gemma Araujo, como “un día de ilusión”.
El cierre de la frontera de la colonia británica fue ordenado por el general Francisco Franco el 8 de junio de 1969 en protesta por la aprobación de la Constitución de Gibraltar, que mantenía el vínculo con la Corona británica.
La separación entre las poblaciones del Peñón y del Campo de Gibraltar duró hasta la llegada al poder de Felipe González, que decretó reabrir el paso fronterizo para peatones el 14 de diciembre de 1982.
La apertura definitiva para personas, vehículos y mercancías tuvo lugar el 5 de febrero de 1985, dos meses después de la firma de la Declaración de Bruselas con la que España y Reino Unido sentaron las bases para reanudar las conversaciones sobre soberanía.
La efeméride se produce justo en un momento en el que el estancamiento de dichas conversaciones ha hecho rebrotar un viejo clima de confrontación, como consecuencia del litigio que España y Reino Unido mantienen sobre las aguas, un aspecto sobre el que han iniciado esta misma semana conversaciones en Londres.
Día histórico
La alcaldesa de La Línea de la Concepción señaló que la apertura de la Verja “fue un acontecimiento histórico propiciado por un Gobierno socialista que acababa de tomar posesión. Nombrar ese 14 de diciembre de 1982 es para los linenses una oportunidad de recordar la historia más inmediata, la anterior a ese año como la posterior”.
Araujo recordó que, debido al cierre de la Verja, casi la mitad de la población tuvo que emigrar en busca de trabajo. “Sufrimos una debacle como pueblo que todavía no ha sido reparada ni por asomo”.
Desde el punto de vista más humano, la alcaldesa valora que la apertura peatonal supuso que dos pueblos se comunicaran y que “el bochornoso espectáculo internacional de tener a familias separadas terminase”.
“Cuando llegué a la Alcaldía el año pasado me propuse intensificar, en la medida de lo posible, las relaciones entre las dos ciudades, Gibraltar y La Línea. Mi propósito es normalizar lo que debe ser normal, unas relaciones entre seres que comparten el mismo enclave geográfico. Animo a todos a continuar en este camino de buena vecindad”, añadió.
Trabajadores
El portavoz de la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en Gibraltar (Ascteg), Juan José Uceda, señaló también ayer que el cierre “ocasionó muchísimo daño a Gibraltar, la comarca y La Línea en particular, que dependía mucho de Gibraltar, ya que una gran población perdió sus puestos de trabajo. Casi un tercio de la población tuvo que emigrar”.
Uceda entiende que “este día debe servir a los políticos para reflexionar acerca de que la ideología, la soberanía y la bandera lo que hacen es enturbiar las relaciones y poner trabas a la libre circulación de personas”.
“La relación tras la apertura mejoró. Muchos emigrantes volvieron, y fue un impulso al comercio y a la industria de la zona, ya que hay grandes empresas que realizan todo tipo de contratas en Gibraltar”, concluyó Uceda.