El Valencia Basket derrotó a un valiente FIATC Joventut que le puso contra las cuerdas en la primera parte pero que no pudo soportar el acelerón local en la segunda y vio como se le escapaban sus opciones de ir a la Copa del Rey a costa de que los locales firmaran la mejor primera vuelta de su historia en la ACB al sumar 15 triunfos.
El choque comenzó con el Valencia Basket adormilado. La solida aportación de Lubos Barton, novedad en el quinteto, no fue suficiente para controlar a un sólido Joventut, que supo encontrar a Shurna abierto y a Savane cerca del aro para coger la iniciativa en el marcador.
La efectiva dirección de Guillem Vives y el empuje que aportaron desde el banquillo Tariq Kirsay y Albert Miralles permitieron a los visitantes asentar su dominio ante un Valencia errático en el tiro (16-22, m. 10).
La falta de acierto hizo dudar a los locales, que se mostraron extrañamente blandos en defensa. La estructura de cuatro o incluso cinco jugadores abiertos de la Penya obligó al Valencia a dejar desguarnecido el camino hacia su aro y Savané y Miralles transitaron por la zona sin apenas resistencia.
Pero fue Shurna el que más daño le hizo al Valencia. Cada ayuda de su defensor, fue castigada con un lanzamiento triple del estadounidense y el Joventut llegó al descanso con una renta tan merecida como prometedora (30-38, m.20).
Tras el paso por el vestuario, Velimir Perasovic trató de cambiar el guión del choque y situó a Van Rossom, un base, como defensor de Shurna, un ala-pívot. Ese cambio, sacó de su ritmo al Joventut, pero no del partido. Tariq Kirksay puso calma y supo explotar las acciones en el poste medio de un inspirado Savane 45-54, m. 27.
El esfuerzo defensivo dio confianza a los locales que encontraron en el incansable Pau Ribas, el motor que necesitaba para poner en marcha su ataque. Su mayor acierto desde la línea de tres le facilitó las cosas pero todo eso solo le valió para recortar parcialmente su desventaja 52-58, m.30.
Pero un minuto y medio de inspiración y de intensidad máxima en el inicio del último cuarto, le bastó al Valencia para ponerse por delante en el marcador y poner a prueba la madurez de su rival (65-63, m.36).
En el momento de la verdad, el despliegue físico local, acabó por desgastar al Joventut. Lanzado por un desbocado Lafayette, el Valencia olió el miedo en su rival y se lanzó a por él. La Penya se quedó sin respuesta. Se estrelló contra la defensa local y vio como los locales rompían definitivamente el choque, de nuevo con Pau Ribas a los mandos de la máquina local
