El Espanyol consiguió finalmente la permanencia matemática en Primera División ante Osasuna, cuya agonía se alargará hasta la última jornada, con un empate que se instaló en el marcador antes del descanso y que ninguno de los dos equipos, pese a su apuesta ofensiva, rompió.
El peso del choque lo llevó principalmente el anfitrión, aunque sólo pudo adelantarse con un gol de estrategia. Fue Colotto, en el 22, el que sorprendió a Andrés Fernández tras un saque de esquina. Acuña puso la réplica un minuto antes del descanso, pero ahí acabó la reacción rojilla en Cornellà-El Prat.
Torje tuvo la primera ocasión del partido para el Espanyol en el minuto 10. El extremo rumano, la gran novedad en el once inicial, no culminó una contra, tras un buen pase de David López, cuando se encontraba solo ante el portero. El futbolista controló bien, pero falló en la definición.
El Osasuna tenía dificultades para inquietar a Casilla. Apenas llegaba al área con el balón controlado y su presión no impedía que los de Aguirre se acercaran con centros desde la banda. Una asistencia de Javi López a Sergio García en el 21 lanzaba el aviso: el punta cabeceó y Flaño evitó el gol sobre la línea.
De todos modos, el conjunto navarro no tendría tanto acierto en el saque de esquina posterior. Colotto, libre de marca, firmó el 1-0: la permanencia matemática para los blanquiazules se acercaba. El tanto, lejos de enchufar a Osasuna, revolucionó todavía más al anfitrión, que buscaba con insistencia el segundo sin dar opción.
Puñal, con un potente disparo en el 33, fue el único que obligó a Casilla a estirarse para forzar un córner. La intensidad blanquiazul bajaba, mientras que los de Javi Gracia exprimían sus opciones antes del descanso. Lo probó Oriol Riera, pero su máximo realizador estaba en fuera de juego.
La reacción de Osasuna pasaría por la pizarra. Fue una falta en el 44, muy protestada por el banquillo local, lo que amarró el empate. Puñal dibujó una parábola precisa y Acuña remató totalmente solo para rebajar la euforia perica en Cornellà-El Prat y levantar al millar de seguidores que les arropaban.
En la reanudación, el choque se volvió más trabado. Nadie quería correr excesivos riesgos y ambos conjuntos alternaron el dominio, aunque era evidente que las mayores urgencias eran las visitantes. Ni Javi Gracia ni Aguirre especulaban con el marcador. El primero dio entrada a Armenteros y el segundo a Córdoba.
La apuesta de Osasuna era cada vez ofensiva. Las llegadas al área de Kiko Casilla no tenían peligro, pero sí se producían con regularidad. Casualidad o no, lo cierto es que con el gol del Getafe ante el Sevilla, rival directo para la permanencia, los rojillos bajaron el ritmo.
El Espanyol tenía el partido donde quería. Controlaba el ritmo, el balón y el contrario estaba tocado anímicamente. Pese a que el empate ya salvaba a los catalanes, Córdoba se empeñaba en despedir el curso en Cornellà-El Prat con una victoria. El rival agotaba sus recursos, sin éxito.
Un latigazo de De las Cuevas y centros que la defensa de Aguirre atenuaba sin problemas. El partido era de los catalanes, que, pese a conseguir la permanencia, no se libraron de los silbidos de su afición al terminar el encuentro. Osasuna deberá esperar a la última jornada para pelear por seguir en Primera.