Luchando por las temperaturas invernales, la chirigota se presenta con un tipo cuanto menos veraniego con unos vendedores playeros desenfadados y descarados como ellos solos.
Vienen cargaos, cargaos... de cerveza. Vienen a disfrutar y sin duda que lo consiguen. Comparan su oficio con venir a cantar al Falla, todo ello antes de repartir refresco y patatas a la prensa. Olé.
Crítica social ante los que hacen poco por encontrar trabajo y la culpa es de Kichi.
Venden y venden sus coplas por la arena de La Caleta e incluso hay quien se las compra. Mérito.