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El jardín de Bomarzo

El pollito inglés

Pese a que la España dividida en bandos es histórica, hace mucho que no se recuerda unos niveles de tensión semejantes

Publicado: 15/12/2023 ·
09:31
· Actualizado: 15/12/2023 · 09:31
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Bomarzo

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El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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Mientras que la amnistía pasa el primer corte en un intenso debate en el Congreso donde, por encima de todo, se pudo apreciar la eterna división en dos bloques de todo un país -aunque cada bloque tiene subdivisiones propias-, acaba el año y lo hace con el amargo sabor de una ruptura social y política que no parece que suscite el mejor clima. De hecho, pese a que la España dividida en bandos es histórica, hace mucho que no se recuerda unos niveles de tensión semejantes, la cuestión parece que sea elevar la temperatura social para llevarlo todo al borde de la ruptura cual calentamiento global dirigido. Lo peor es que esta división cala a todas las esferas de la vida pública y eso, qué duda cabe, afecta a la convivencia, altera el normal desarrollo, agota. Es enorme la energía perdida en discutir y escaso, por no decir nulo, el sentido de la responsabilidad para llegar a acuerdos.

Una vez que se ha conformado el pacto y el gobierno de la nación, toca concretar un sin fin de nombramientos que dependen del gobierno central y en base a los cuales se determinará la estructura política para los próximos años. Mientras que por parte del PP todo parece definido, tanto a nivel nacional como andaluz salvo que Juanma Moreno termine por hacer una reestructuración de su gobierno que estaba prevista para este año y que ha postergado por el desbarajuste nacional y que en principio provocaría la salida de algún consejero como, por ejemplo, la de Agricultura, Carmen Crespo, el PSOE ha confirmado a su delegado en Andalucía, Pedro Fernández, ex alcalde de Baza. Parece que no lo hará con la mayoría de los subdelegados, salvo en dos o tres casos, por cuestiones diversas como perfiles demasiado técnicos o una idea general de cambio en un intento de ganar terreno en esta Andalucía que siempre fue socialista y que ahora es manejada con soltura por el PP de Juanma. El PSOE convocará su conferencia política para enero, tras la cual entrará en proceso de congresos, nacional, autonómicos y locales; en el primero no hay discusión con respecto a Pedro Sánchez, en Andalucía ya se verá si el invento de darle la voz del senado a Juan Espadas cuaja o si, como todo hace indicar, sirve para tenderle puente de plata hacia otro destino y se busca un cambio, mientras que de cara a los locales ya se perciben tenues movimientos porque si de algo sabe el PSOE es de saber situarse cuando toca y cuando no. Y ya empieza a tocar.

En Cádiz, el secretario general y alcalde de San Roque, Juan Carlos Ruix Boix, ha logrado ser elegido presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, donde abordará relaciones con América Latina, Estados Unidos, norte de África o Brexit, ahí es nada; nunca ocultó su viejo anhelo de ser diputado nacional y como es perseverante y tiene una capacidad innata para jugar al pollito inglés sin que le cojan en movimiento, clave para ascender en política, lo ha logrado. Eso sí, deberá dejar su puesto como portavoz en Diputación de Cádiz, seguramente en enero, y todo hace indicar que recaerá en la arcense Ana Carrera, que de esta manera tomará el peso de la oposición al gobierno de Almudena Martínez del Junco. Una opción más política sería la de Fernando López Gil, que es de todos el que está más atento para ocupar espacios –aunque ya le han pillado varias veces en movimientos a destiempo- y, de hecho, incluso se ha comentado por los arenales socialistas la idea de que pudiera sustituir a Fran González en Zona Franca porque Fran, del que todo el mundo entiende está haciendo un gran labor en ZF y muestra de ello es el éxito reciente con Incubazul, tiene por contra el haber llegado de la mano de Adriana Lastra, completamente apartada en Madrid, y unas relaciones no demasiado fluidas con la ministra Montero. Eso se dice. La gestión, la buena, no es óbice en política para seguir en los cargos, para esto los algoritmos sumatorios son otros, pese a lo cual Ruiz Boix se está batiendo en Madrid para que ZF siga en manos de Fran González.

Salvo en Sevilla y Jaén, donde el poder orgánico está consolidado, el resto de las provincias se pueden ver sacudidas por numerosos cambios en la idea general de definir una estructura más sólida, más política, todo ello a algo más de dos años para unas autonómicas que en no mucho se situarán en el horizonte. Lo que resulta evidente es que la política es una noria, lo que sube baja y viceversa y por velocidad o clima puede verse todo alterado, revivir lo aparentemente muerto y siempre ofrece oportunidad a quien sabe esperar, jugar sus cartas, lograr complicidades. Un ejemplo es el deterioro que está sufriendo la imagen de Feijóo, que no deja de ser el rostro de la derrota de uno de los bandos y no pocos ven en Ayuso la sustitución; no siempre la primera liebre que sale de la madriguera llega a destino y a Moreno Bonilla, quién lo diría, cada día le sienta mejor el traje presidencial, se gusta dentro de él. Del futuro, por tanto, nunca se sabe, se lo digan al propio Pedro Sánchez y a su manual de resistencia.

Ahora en los colegios, por fin, se prohíbe el uso de los móviles para evitar distracciones y, también, para de algún modo acotar el vicio adictivo de todos los juegos on line donde jóvenes y no tan jóvenes se dejan los ojos en la búsqueda de pasar a la siguiente pantalla, al siguiente nivel. Qué lejos quedan todos aquellos juegos de la infancia que llenaban de ruido las plazas de los barrios, huérfanas de chiquillos y de juegos que eran un reclamo a la convivencia, como la comba, las canicas, la goma o el elástico, el aro, la rayuela, las chapas, el escondite o aquel pollito inglés en el que uno de los jugadores se ponía de espaldas y el resto, detrás de él y a cierta distancia, avanzaba al tiempo que el primero decía 'Un, dos, tres, pollito inglés' y al terminar la frase, se giraba y los otros jugadores debían permanecer inmóviles. Si les pillaba moviéndose o riéndose, debían volver atrás del todo. Y esto mismo pasa en política, dicho sea de paso, si te pillan moviéndote fuera de tiempo hay que volver al principio.

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