La marcha concluyó en el epicentro del movimiento 15-M en Sevilla, la ‘Setas’ de la Encarnación. Esta vez no hubo acampada, tampoco una gran asamblea que “se intentó hacer, pero había demasiada gente”, explicó un portavoz. Mientras en Madrid y Barcelona varios activistas decidieron ocupar edificios abandonados para familias desahuciadas, en Sevilla las próximas acciones del movimiento 15-M “están por decidir”, según un portavoz.
Por el momento las asambleas se reparten por los barrios y sería necesario volver a recuperar la asamblea centralizada, que durante el mes de mayo se celebró casi a diario.
Indignado futbolero
“Estoy tan indignado que me estoy perdiendo el Betis” indicaba un joven en su pancarta, u otro chico que escribió “somos la levadura que levantará la masa”. De nuevo los manifestantes tiraron de ingenio y de humor para sus pancartas. Menos innovación hubo en las consignas. “No ha cambiado nada, sigo indignada” fue uno de los gritos más novedosos, que acompañó a otros ‘míticos’, como “no hay pan, pa’ tanto chorizo”.
Además de las asambleas de los diferentes barrios de la ciudad, los pueblos hicieron presencia. Las asambleas de Marinaleda, Casariche o Alcalá de Guadaíra se unieron a la marcha, que transcurrió sin incidentes.