La gran afluencia impidió que se realizara una asamblea para decidir acciones
“¿Cuánta gente crees que irá, más o menos que a la última?”. Esta fue una de las preguntas más repetidas antes de la manifestación del pasado sábado y que fue convocada a nivel mundial por el movimiento de indignados. Tras el parón del verano pocos se atrevían a presagiar el éxito de finalmente resultó ser la convocatoria del 15-O en Sevilla, al igual que en gran parte del planeta (hubo marchas en más de 900 ciudades). Los organizadores hablaron de 40.000 personas y la Policía no dio datos. Un dato significativo es que mientras la cabecera se adentraba por Tetuán el final de la manifestación coleaba por la Puerta de Jerez.
La marcha concluyó en el epicentro del movimiento 15-M en Sevilla, la ‘Setas’ de la Encarnación. Esta vez no hubo acampada, tampoco una gran asamblea que “se intentó hacer, pero había demasiada gente”, explicó un portavoz. Mientras en Madrid y Barcelona varios activistas decidieron ocupar edificios abandonados para familias desahuciadas, en Sevilla las próximas acciones del movimiento 15-M “están por decidir”, según un portavoz.
Por el momento las asambleas se reparten por los barrios y sería necesario volver a recuperar la asamblea centralizada, que durante el mes de mayo se celebró casi a diario.
Indignado futbolero
“Estoy tan indignado que me estoy perdiendo el Betis” indicaba un joven en su pancarta, u otro chico que escribió “somos la levadura que levantará la masa”. De nuevo los manifestantes tiraron de ingenio y de humor para sus pancartas. Menos innovación hubo en las consignas. “No ha cambiado nada, sigo indignada” fue uno de los gritos más novedosos, que acompañó a otros ‘míticos’, como “no hay pan, pa’ tanto chorizo”.
Además de las asambleas de los diferentes barrios de la ciudad, los pueblos hicieron presencia. Las asambleas de Marinaleda, Casariche o Alcalá de Guadaíra se unieron a la marcha, que transcurrió sin incidentes.