El coso, que tenía un graderío para doscientas personas, había sido construido por un vecino de forma colindante con su vivienda, ubicada en la calle Arroyo de Aceiteros, según informó ayer la Policía Local en un comunicado.
El establecimiento disponía también de un bar e instalaciones para la tenencia y cría de estos animales. En el momento de la intervención policial había cien personas que han sido denunciadas por su asistencia al local.