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Andalucía

La caña común, invasora que destruye los bosques de ribera y la protección ante avenidas

Ha saltado a los titulares tras las devastadoras inundaciones de Valencia y Albacete

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La caña común (Arundo donax) se encuentra en el listado de las cien especies exóticas invasoras (EEI) más peligrosas del mundo de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) y, aunque lleva siglos entre nosotros, ha saltado a los titulares tras las devastadoras inundaciones de Valencia y Albacete.

Sin embargo, los expertos llevan años alertando de la necesidad de eliminar esta especie por su impacto en los bosques de ribera, a los que roba su espacio y que, entre otras cosas, son fundamentales para minimizar los daños por avenidas de agua, según el Jefe del Servicio de Estudios Medioambientales de la Comisaría de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura, Eduardo Lafuente.

Se cultivaba para su uso en construcción o agricultura

Originaria de Asia, la caña está muy extendida por todo el arco mediterráneo y el sur de España, donde llegó hace siglos. Hasta hace unas décadas era muy apreciada y cultivada, pues, cuando aún no existían los plásticos, tenía muchas aplicaciones como material de construcción o agrícola.

Su expansión se mantenía más o menos controlada cuando tenía un aprovechamiento, pero ahora que ya no tiene uso, se ha extendido de manera descontrolada, ha explicado a EFEVerde.

Además, el mal estado de los ecosistemas de ribera, maltratados por los cambios del uso del suelo, la eliminación de vegetación nativa o la entrada de contaminantes, ha llevado a que haya grandes extensiones de ríos, arroyos y ramblas donde solo hay caña. Cuanto más degradado está un ecosistema, más fácil lo tienen las invasoras para colonizarlos, ha recordado el experto.

Muy inflamable

Entre los impactos de esta invasora está que consume mucha agua para sostener su elevado ritmo de crecimiento: entre 3 y 4 centímetros al día (alcanzan unos 6 metros). Hay estudios que indican que su consumo de agua es entre 3 y 10 veces superior al del bosque de ribera.

Además, es muy inflamable, por lo que intentar erradicarla mediante quemas es muy peligroso y contraproducente, pues el fuego "lo quema todo" y lo primero en rebrotar serán las propias cañas por su resistencia (aguantan salinidad, contaminación...).

Por otra parte, donde hay cañas apenas hay especies animales, sobre todo aves, aunque también afecta a peces, reptiles y anfibios.

Sin bosques, el suelo viaja con el agua

Está extendida en miles de kilómetros de cauce y cuando vienen las avenidas de agua se arranca la parte aérea, mientras que el rizoma sigue dentro de la tierra. Esa parte que se desprende, en casos puntuales, puede generar "tapones" en alguna infraestructura mal diseñada.

Sin embargo, lo verdaderamente problemático es que la invasión da cañas ha eliminado los bosques de ribera y con ello los muchos y cuantificables beneficios ecosistémicos que prestan.

Entre esos beneficios, que los bosques fijan, agarran mucho mejor el suelo, evitando que cuando hay una avenida con el agua viajen piedras y otros materiales sólidos y en suspensión, que son los que causan estragos en infraestructuras, viviendas, etc.

Por contra, la vegetación nativa, especialmente en barrancos que por lo general están secos, está adaptada a las crecidas y resiste al arrastre de la avenida. Ayudan a frenar la velocidad del agua y para gran cantidad de restos que puedan venir aguas arriba, reduciendo el riesgo de inundación.

El experto ha lamentado que se haya difundido el bulo de que si esas cañas no se han quitado es porque los ecologistas "no quieren que se toquen las plantas", puesto que, en el caso de las EEI, es justo lo contrario y es algo en lo que "todos estamos de acuerdo".

También se ha confundido mantener limpios ríos y barrancos de residuos con eliminar de ellos toda vegetación. Un río limpio por definición es un río sin basura, no sin vegetación, ha afirmado.

Eliminarla es caro y llevará décadas

Quitar las cañas es extremadamente caro, no sólo porque se encuentra muy extendida, sino por su gran capacidad para reproducirse.

Los principales factores que limitan su expansión son que algo le haga sombra (que haya vegetación que compita con ella) y las heladas, que tienen que ser muy fuertes y persistentes, según Lafuente, que ha advertido de que el aumento de las temperaturas y la pérdida de masas forestales bosques de ribera facilitará su expansión.

En todo caso, una vez que reducida la caña, es importante plantar rápidamente en el lugar especies típicas de ribera como: sauces, chopos, olmos, álamos, fresnos, adelfas, balandres o taráis, entre otras, para que "le hagan sombra".

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