El presidente de la CEJ pinta en los Desayunos de VIVA JAÉN un panoramo poco alentador sobre el futuro de la provincia
Llegó hace un año y medio a la presidencia de Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ) y desde el primer minuto Manuel Alfonso Torres, que esta semana es el protagonista de los Desayunos de VIVA JAÉN, ha llamado al pan, pan y al vino, vino. La radiografía de la provincia de Jaén, de su situación económica, social y laboral deja poco margen a las interpretaciones cuando se barajan datos tan aplastantes como la alta tasa de paro, aún cerca del 40 por ciento, o el hecho de que desde que comenzara la crisis se han perdido en la provincia 3.500 empresas. Y las que han quedado están bajo mínimos y como bien apunta Torres han hecho los deberes hace tiempo, que no es otra cosa que sobrevivir con la mínima expresión del empleo añorado. Pero no todo hay que pedirlo a las administraciones, a las que el presidente de la CEJ se limita a sugerirles que al menos no estorben. Son los propios empresarios, sobre todo en el sector del olivar, los que tienen que comprender que es preciso utilizar herramientas que ayuden a mejorar la producción y a abaratar sus costes, tal y como se ha hecho en provincias vecinas como es el caso del Córdoba. Los problemas, olivareros con una media de edad elevada, con poca extensión de olivar y que cuyas rentas no dependen de él, sino que son una paga extra más. Pero, ¿acaso esas circunstancias no se dan también en otras provincias productoras?