Antonia Jiménez y sus hijos, Ramón y Rosa, llevan mes y medio esperando a que su compañía aseguradora les facilite una vivienda en la que alojarse después de que la suya propia fuera arrasada por un incendio el pasado 9 de diciembre.
El siniestro se produjo en la avenida de la Manzanilla, en la barriada Sagrada Familia. El fuego destrozó el inmueble y los enseres propios de la familia. La póliza contratada con la aseguradora del BBVA les permitió alojarse en un hotel durante una semana, un tiempo que se suponía debía ser suficiente para encontrar una vivienda en alquiler.
Sin embargo, los 1.000 euros iniciales de indemnización ofrecidos por la aseguradora no han permitido hasta ahora cerrar ningún contrato de arrendamiento. Ramón Pizarro, que con 28 años es el hijo mayor, lamenta que la compañía exija que la operación se haga a través de una inmobiliaria y no entre particulares. “Las inmobiliarias nos ofrecen alquileres de 400 euros, a lo que debemos sumar un mes de fianza y otros 400 euros de comisión. Eso significa que para encontrar una vivienda necesitamos 1.200 euros, que es más de lo que nos han dado”.
De momento están saliendo adelante gracias a la ayuda de varios familiares, que han prestado cobijo temporal a Antonia y sus dos hijos. Además, la pérdida de ropa y enseres les ha obligado a echar mano también de familiares y amigos.
Ramón Pizarro espera que esta situación no se prolongue mucho más en el tiempo y de ahí que anuncie su intención de movilizarse desde hoy mismo ante la sede de la aseguradora, que todavía no ha cerrado siquiera los trámites oportunos para iniciar las obras de rehabilitación de la vivienda siniestrada. Las obras, según los afectados, se prolongarán por espacio de “uno o dos meses”.
