No hay sitio donde no se oiga toser el humo del botafumeiro del miedo que se agita por todas partes, al pánico del “no hay trabajo para todos” y el de los desahucios se suma ahora el “peligran las pensiones”. El último zarpazo de la ministra Fátima Báñez a la “hucha” fue en julio, 8.700 millones para pagar la extra de verano, y se aproxima el próximo con la de Navidad.Desde que Rajoy llegó al poder se han sacado 40.000 millones de este fondo. No podía ser de otra forma, sus leyes laborales han consolidado los sueldos bajos y precarios mientras se bonifica a las empresas por hacer contrataciones, lo que se traduce en menos ingresos a la seguridad social. La pescadilla termina mordiéndose la cola.
Este miedo puede resultar hasta oportuno. Mientras los jubilados se preocupan por si dejan de cobrar sus pagas, protestarán menos por la pérdida de poder adquisitivo que se prevé que sufran el año que viene cuando suba todo menos las pensiones. Se trata de más de lo mismo que venden a los obreros: mejor un trabajo con poco salario que ningún trabajo, aunque crezca continuamente el número de trabajadores cuyas remuneraciones les mantienen en el umbral de la pobreza y en la cola de los repartos de alimentos.
La derecha transforma la sociedad a su manera, polarizándola, recortando del medio hacia abajo, mientras suben los sueldos de los directivos, resulta hasta paradójico comprobar que entre los mejor remunerados están los de la banca y la construcción. Nadie pregunta ya por los responsables de la crisis, ahora se buscan líderes para salir de ella entre los defensores del capitalismo más radical y la defensa de los valores patrios. El mismo avance del europeísmo ha sido frenado por políticos que pretenden salvar a los austríacos, a los franceses (con subidas de los ultraderechistas), a los ingleses (triunfo del Brexit), etc., sólo a ellos, como a los americanos Donald Trump. Superhéroes que prometen luchar contra los refugiados y los extranjeros que “roban los puestos de trabajo”, a la vez que mantienen la globalización y la deslocalización industrial que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Lo que te convierte en un superhéroe de éxito es una buena campaña de marketing (Marvel les debe sus grandes ingresos) y mucha gente deseosa de dejarse engañar por un sol de papel para dejar de ver tanto tiempo el cielo negro.