Se acabaron las vacaciones escolares. Al menos de momento. Más de 18.000 alumnos de Infantil y Primaria (la Delegación territorial de Educación no proporcionará cifras oficiales por municipios hasta este jueves) regresan a las aulas que abandonaron de un día para otro aquel viernes 13 de marzo. Casualidades o no, la efeméride no vaticinaba nada bueno y al final acabaron cumpliéndose las peores predicciones de la alerta sanitaria decretada por culpa de una pandemia que sigue sin marcharse, y que está detrás de la preocupación y la incertidumbre con la que arranca el curso más incierto de la historia.
Aunque la jornada de este jueves será sólo una toma de contacto, pues los alumnos no permanecerán más de tres horas en los colegios, sí visualizará cómo ha afectado la nueva normalidad a unos centros que, según el protocolo anticovid diseñado por la Junta de Andalucía
in extremis para defender una vuelta “presencial” y “segura”, deberían ser radicalmente distintos al que dejaron en marzo.
En cualquier caso, independientemente de que haya que esperar a que avancen los días, la entrada de los alumnos a unas dependencias que, en teoría, deben estar blindadas contra el coronavirus -otra cosa es que los recursos lo permitan- servirá para dar la primera fotografía (y no sólo en sentido literal) de cómo ha cambiado todo, empezando por los accesos, que se multiplican, en la medida de las posibilidades de cada centro, para evitar aglomeraciones, y los horarios, pues hay turnos distintos en función de los cursos y ciclos de Infantil y Primaria desde las 9.00 horas.
Los escolares también deberán ir provistos de mascarillas a partir de los seis años. No obstante, aunque no sea obligatoria hasta ese tramo de edad, muchas familias optan también por ponérsela a los más pequeños como medida de prevención “porque ya está acostumbrado y la va a llevar; así estamos todos más tranquilos”, señala Rafa, padre de un niño de cuatro años.
En el otro lado están las familias como María Díaz, cuyo hijo entra en Infantil de 4 años, y que, de momento, lo va a dejar en casa. “Yo voy a esperar al menos estas dos primeras semanas porque no me fío y el colegio nos ha dicho expresamente que algunas de sus propuestas para poder limitar el contacto entre el alumnado no se van a poder llevar a cabo por la falta de recursos. Con esa falta de garantías prefiero quedármelo en casa”, señala a este periódico.
Los padres, muchos de los han tenido las reuniones on line y presenciales para conocer el protocolo en las últimas 48 horas, tampoco podrán acceder al patio del centro y mucho menos a su interior, haciendo excepciones sólo para los alumnos de Infantil, en unos colegios que han saturado sus tablones de anuncios y sus pasillos de carteles informativos advirtiendo de la importancia de tomarse la temperatura en casa, llevar mascarillas o hacer las cinco higienes obligatorias de manos.
A esto se suma un patio que deberá estar acotado por parcelas para los grupos de convivencia o las denominadas burbujas escolares (de hasta 20 alumnos) para evitar que los alumnos se mezclen lo menos posible.
Las familias, divididas
Pese a los esfuerzos de los equipos directivos de los centros, la inquietud y la inseguridad son las sensaciones que más abundan estos días entre las familias y la comunidad educativa en general. En la Flampa, su presidenta, Verónica Guerrero, lamenta que la Junta “nos haya dado muy pocas soluciones” y no haya reducido la ratio ni aportado más recursos, que es lo que le pedimos”, manifiesta a Viva Jerez tras reconocer que las familias están divididas.
“La gente necesita respuestas y ver cómo se va desarrollando. Muchas quieren llevar a sus hijos al colegio, lo que no quieren es que sea de esta manera, corriendo, todo a última hora y con unas isntrucciones que no son claras. Vamos a tener que esperar a ver qué pasa estas dos semanas con el tema de los contagios y los brotes”, indica.
En el otro extremo está un grupo de madres que forman parte del movimiento “Por una vuelta al cole segura y voluntaria” y que se niegan a llevar a sus hijos a clase en las condiciones que impone la Junta. La portavoz de este grupo, Sara Caleya cuantifica en casi 200 el número de madres de distintos centros que no tiene previsto llevar a sus hijos al colegio. Hoy se concentrán en la Alameda Cristina junto al edificio de Educación a partir de las 10.00 horas.
En el sindicato de enseñanza provincial Ustea, denuncian que la mayoría de colegios vuelven a la actividad “en una situación precaria” con protocolos “incapaces de cubrir las necesidades sanitarias”. “En una terraza nos piden que no haya más de 10 personas compartiendo espacio y en un aula de Infantil va a haber 25 niños. Esto es inadmisible y va a tomar un cariz preocupante”, advierten.
El San Juan de Dios reabre tras controlar el caso de una docente
La comunidad educativa del CEIP San Juan de Dios respira un poco más tranquila después de que las nuevas pruebas (serología avanzada) realizadas a la docente que dio positivo en los test y después en la PCR hayan confirmado que la maestra tiene anticuerpos, lo que significa que ya ha pasado el virus “y posiblemente hace bastante tiempo”, puntualiza la presidenta del AMPA, Mercedes Barba. Si bien los primeros resultados obligó al centro a activar el protocolo Covid, aislando a la docente en su domicilio, y suspendiendo las reuniones con las familias, dejando en el aire la reapertura del colegio, finalmente la docente podrá reincorporarse hoy con normalidad después de descartarse cualquier riesgo de contagio entre el profesorado. Desde que trascendió este caso, a raíz de conocer los resultados de los test realizados la pasada semana, el colegio y la AMPA han enviado un mensaje de tranquilidad.