Los nuevos límites de velocidad que rigen desde este martes en las vías urbanas no van a ser aprovechados por los efectivos de la Policía Local para proponer sanciones contra aquellos conductores que no se den todavía por aludidos.
Al menos por ahora, la idea es ofrecer un margen de tiempo prudencial para que los automovilistas se adapten a esa nueva normativa, que como se sabe limita la velocidad en la mayoría de viales del centro a 20 ó 30 km/h.
Fuentes municipales reconocen que podría ser incluso contraprudecente hacer aplicar la normativa a rajatabla desde el primer momento, abogándose en este sentido porque sean los propios conductores quienes vayan interiorizando la necesidad de reducir la velocidad en las vías urbanas.
Se baraja la posibilidad incluso de promover campañas informativas y de concienciación que contribuyan a hacer llegar a la ciudadanía la entrada en vigor de la normativa y los objetivos que se persiguen.
También será necesario que el Ayuntamiento modifique algunas de las señales que limitan la velocidad en determinados viales, que en muchos casos pasan de 50 a 30 km/h, si bien en los últimos meses ya se ha venido trabajando en esta dirección.
De hecho, las señales que fueron colocadas en el eje viario Corredera-Esteve -en plataforma única- ya se deja claro que no se deben sobrepasar los 20 km/h.
Estos límites de velocidad para vías urbanas y travesías fueron aprobados por el Consejo de Ministros en noviembre y entraron en vigor en la jornada de ayer. Desde ahora el límite de velocidad en vías urbanas es ya de 20 km/h en aquellas que dispongan de plataforma única de calzada y acera; de 30 km/h en las que tengan un único carril por sentido de circulación; y de 50 km/h en las vías de dos o más carriles por sentido de circulación, algo que sólo se da en las grandes avenidas, que no se ven afectadas por los cambios.
El subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, entiende que estas nuevas limitaciones a la velocidad van a permitir “incrementar la seguridad, mejorar la convivencia y hacer que nuestras ciudades sean más amables y sostenibles”.
A su juicio, “se trata de desarrollar ciudades más humanas, activas y sanas en las que se incremente la calidad de vida de las personas” y se reduzcan también los accidentes de tráfico.