El argentino Pablo Guede, que el pasado lunes puso su cargo de entrenador del Málaga a disposición del club y que fue sustituido por Pepe Mel, aseguró este jueves que en su "corta carrera, de ocho años -como técnico-, tenía el
sueño lejano de entrenar al San Lorenzo y al Málaga" y que ya lo ha cumplido, por lo que subrayó que no se va con ninguna "espinita" porque se considera "un privilegiado".
Guede, que se despidió de su cargo en una comparecencia de prensa en el estadio de La Rosaleda, afirmó por ahora se quedará a vivir en Málaga y que aún no sabe nada sobre su futuro profesional.
"El sábado estoy en el estadio -para el partido entre el Málaga y el Villarreal B-
con mis cinco abonos y ahora pasamos a ser hinchas", dijo el argentino, visiblemente emocionado.
Sobre los jugadores del equipo, allí presenten arropándolo, destacó que "están destinados al éxito porque este grupo vale oro". Pablo Guede resaltó los motivos de su salida del Málaga y dijo que "los resultados están ahí", penúltimo con solo una victoria en seis jornadas de liga, y añadió que "es lo que hay y hay que aceptar la realidad".
El ya exentrenador malaguista desveló que la decisión se adoptó en una reunión con el administrador judicial del club, José María Muñoz, y el director deportivo, Manolo Gaspar, justo después del fatídico partido que terminó en la derrota 3-1 ante el Tenerife.
“Decidimos que era lo que creíamos mejor para el club, que está por encima de todos nosotros. La decisión fue de los tres", puntualizó. No se dieron los resultados, pero su malaguismo seguirá intacto.