El hombre condenado por asesinar a su expareja y a su hijo en el barrio malagueño de La Luz en septiembre de 2013 ha sido hallado muerto en la celda de la prisión donde cumplía la pena por estos hechos.
Según han precisado fuentes cercanas al caso a Europa Press, el condenado, que ha estado cumpliendo condena en varias prisiones de España y ahora se encontraba en una fuera de la comunidad autónoma andaluza, fue encontrado muerto el pasado jueves en su celda.
La Audiencia de Málaga condenó en mayo de 2016 a 43 años de prisión a este hombre al que un jurado popular ya había declarado culpable de asesinar a su expareja y a su hijo de cinco años en septiembre de 2013.
Según se declaró probado en la sentencia el acusado mantuvo una relación sentimental con la víctima de 2006 a 2013 y, durante la convivencia, en especial desde su ruptura, el acusado sometió a ésta "a llamadas constantes, hostigamientos con mensajes, insultos, manifestaciones del tipo que sería suya 'sí o sí', controlándola a través del menor".
El acusado reconoció los hechos y dijo que "en 24 horas arrasé con todo, destruí dos familias, me desboqué". "Ese día no era yo, aunque eso no quite la evidencia de los hechos y que me arrepienta", manifestó.
El día de los hechos, el 22 de septiembre, el acusado "acechó" a su expareja Estefanía "cuando ésta salió de su domicilio para ir a cenar con sus amigas y la esperó al regreso". En esta época y en fechas anteriores, señalaba la resolución, la víctima "fue sometida a violencia habitual sin ningún tipo de capacidad de libertad o decisión".
Esa noche fue a la casa de la mujer y se produjo una discusión entre ambos, en la que el hombre, "con la intención de acabar con su vida y en ejecución de un plan preconcebido", en un descuido de ella "por sorpresa", le clavó un arma blanca en la cabeza, tras lo que le provocó la muerte por asfixia.
Al comprobar que el niño, Aarón, había presenciado lo ocurrido y estaba llorando y gritando, dice la resolución, se fue hacia él y "con el mismo propósito de acabar con su vida, le obstruyó los orificios respiratorios", lo que provocó su muerte inmediata. El padre de la mujer descubrió al día siguiente al acusado acostado entre los dos cuerpos.
Por ello, fue condenado por dos delitos de asesinato, uno de coacciones, otro de malos tratos habituales, cuatro de lesiones y un delito de resistencia en el momento de la detención y, además, se le aplicó el agravante de parentesco. Aparte de prisión, se le impuso el pago de 950.000 euros a los familiares de las víctimas y a indemnizar a los padres y a los agentes por las lesiones sufridas.