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Del desaparecido "niño pintor" de Málaga al artista David Guerrero

Los hermanos de David, Jorge y Raúl, pensaron hace dos años en crear una exposición con sus obras como homenaje al joven pintor

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Antonia Guevara con dibujos de su hijo.

Antonia Guevara con dibujos de su hijo.

  • Hace 31 años nada volvió a ser lo mismo para una familia malagueña: con 13 años y talento innato para la pintura, David desapareció sin dejar rastro

Hace 31 años una familia malagueña vio truncada su vida; el mediano de tres hermanos dejó de ser David Guerrero para convertirse en "el niño pintor" y nada volvió a ser lo mismo: con 13 años y un talento innato para la pintura, desapareció sin dejar rastro.

Pasado el tiempo, una ilusión puede devolver a su familia un poco de luz entre tanto sufrimiento. Los hermanos de David, Jorge y Raúl, pensaron hace dos años en crear una exposición con sus obras como homenaje al pintor y también a su padre, fallecido en 2015.

Tras un amplio conocimiento público de su desaparición e investigaciones, una faceta en la que se ha profundizado poco es en la obra de David, amplia pese a su corta edad, con más de 200 creaciones entre dibujos a lápiz, bolígrafo, carboncillo y pastel, además de pinturas al óleo.

"Para David el arte era su manera natural de vivir. Lo hacía puramente por el placer que le proporcionaba", declara a Efe Raúl, el hermano menor, que resalta que alcanzó "niveles de seguridad y destreza técnica que resultan raros en estudiantes de arte adultos".

Siguió los pasos de David y en la actualidad es artista y profesor de Arte en la Universidad de las Artes de Londres.

La obra de David es la de un ser autodidacta, de su tiempo, creativo y ecléctico, muy alejado de la imagen de pintor religioso que quedó en la conciencia colectiva por su famoso óleo del Cristo de la Buena Muerte, última creación y única que realizó por encargo.

Raúl destaca, además de su buen hacer técnico, la "inventiva" y "expresividad" con que dotaba sus obras, que tiene que ver -afirma- con que para él no existía jerarquía de géneros o estilos.

"Ponía idéntico interés en la invención de un monstruo marino que emerge y provoca el caos entre un grupo de marineros que pescan en alta mar, que en la copia al carboncillo de la Piedad de Miguel Ángel. Todo valía", señala el hermano.

Tenía la ausencia de prejuicios artísticos o culturales propia de un niño y la frescura del creador autodidacta: "Un póster de Rocky Balboa o una historieta de Francisco Ibáñez podían ejercer la misma fascinación en él que una foto de 'Los Borrachos' de Velázquez".

El artista reinterpretó obras de clásicos como Miguel Ángel o Tiziano sin conocerlos, con libertad creativa absoluta, explica Jorge: "En una ocasión pintó una versión en cómic de 'El Juicio Final', de Miguel Ángel, que ni siquiera respetaba la posición de los personajes en la obra original".

La casa familiar siempre estuvo llena de tebeos y colecciones de libros de arte, lo que influyó decisivamente en la formación de David y la originalidad con que dotaba sus creaciones.

"Empezó dibujando cómics de 'Mortadelo y Filemón' y de 'Zipi y Zape' con cinco o seis años, y a partir de ahí le siguió todo lo demás", relata a Efe su madre, Antonia Guevara.

Su obra se compone de retratos de familiares y vecinos, autorretratos, ilustraciones de personajes del cine, la música y series del momento, estudios académicos de desnudos al natural, interpretaciones de obras clásicas, caricaturas o viñetas satíricas.

Uno de los aspectos más desconocidos de su personalidad es el tono lúdico e irónico presente en muchos dibujos, como se aprecia en su versión de "El Triunfo de la Muerte", de Pieter Brueghel.

Su creatividad no se quedaba en dibujos o pinturas, se extiende al modelaje de bustos de arcilla y figuras de plastilina, como El Nacimiento que realizó una Navidad con personajes de Los Pitufos: "Era digno de ver, pero se perdió y por aquel entonces no había tanta tecnología como ahora para fotografiarlo", recuerda su madre.

Su perfil no era de artista profesional, sólo en los dos últimos años antes de desaparecer fue a clase de pintura, la mayor parte con un primo de su madre, el conocido pintor José Guevara.

Pero David pintaba mayormente en casa: "Se ponía en el suelo, con su hermano Raúl, porque la casa es pequeña, y allí echaban las horas", comenta Antonia.

Ahora, aguardan a que el Ayuntamiento de Málaga cumpla su compromiso verbal de celebrar una exposición con las obras de David, muestra que no lo devolverá a su familia, pero aunque se desconozca su vida desde aquel 6 de abril de 1987 al menos quedará su arte.

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