La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, prevé abonar una factura de hasta 50.000 millones de libras (54.500 millones de euros) a la Unión Europea (UE) por los compromisos adquiridos antes de decidir abandonar el bloque comunitario, reveló hoy el diario "The Sunday Times".
El Gobierno británico está dispuesto a pagar entre 7.000 y 17.000 millones de libras anuales (de 7.630 a 18.530 millones) a Bruselas durante tres años, a fin de terminar los pagos antes de las próximas elecciones generales británicas, previstas para 2022, según el rotativo.
El negociador jefe de la UE para el "brexit", Michel Barnier, lamentó esta semana la falta de claridad de Londres en aspectos clave del diálogo, como su disposición a hacer frente a los compromisos ya adquiridos en el presupuesto comunitario.
Según una fuente cercana a la primera ministra citada por "The Sunday Times", May pondrá una primera oferta económica sobre la mesa en Bruselas en octubre, después del congreso del Partido Conservador, para evitar críticas del ala más euroescéptica de su formación en ese foro.
La líder conservadora espera recuperar peso político en el congreso "tory", tras haber quedado debilitada en las elecciones anticipadas del pasado junio, en las que perdió la mayoría absoluta parlamentaria.
May afronta esta semana, antes de esa cita, el debate en la Cámara de los Comunes sobre la "Great Repeal Bill" (Ley de la Gran Derogación), el texto que trasladará la normativa legal comunitaria al completo a la legislación del Reino Unido y derogará al mismo tiempo la supremacía de las regulaciones provenientes de Bruselas.
Ante la posibilidad de que diputados europeístas de su partido se rebelen contra su liderazgo cuando este jueves se presente la legislación en el Parlamento, May pidió hoy unidad a los suyos de cara a ese debate.
"Hemos buscado tiempo para que haya un escrutinio parlamentario adecuado de la legislación del 'brexit' y daremos la bienvenida a las contribuciones de todos los diputados", señaló la jefa de Gobierno en un comunicado.
"Sin embargo, para que podamos alcanzar la gran recompensa que está ante nosotros, esa contribución debe encajar con nuestro propósito compartido: ayudar al Reino Unido a hacer del 'brexit' un éxito y a convertirse en el gran país global que sabemos que puede ser", agregó.
Su "número dos" en el Gobierno, Damian Green, alertó por su parte en un artículo en "The Sunday Telegraph" a los parlamentarios conservadores de que deben "respetar la voluntad de la gente" y trabajar para "lograr el mejor acuerdo posible para el Reino Unido".
"Ningún conservador quiere un mal acuerdo sobre el 'brexit', ni tampoco hacer nada que incremente la amenaza de que tengamos un Gobierno de (Jeremy) Corbyn (líder del Partido Laborista)", dijo el primer secretario de Estado.
La diputada conservadora Anna Soubry, partidaria de la permanencia en la UE antes del referéndum de 2016, criticó que la primera ministra quiera impedir a los parlamentarios de su formación presentar o apoyar enmiendas a la Ley de la Gran Derogación.
"Cualquier insinuación de que eso supone una traición o que implica apoyar a Jeremy Corbyn es indignante. Significa menoscabar la democracia, y la gente no va a aceptarlo", declaró Soubry a "The Observer".