El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, inaugura hoy una mezquita en la plaza Taksim de Estambul, desde hace décadas un emblemático punto del movimiento laico y también escenario de masivas protestas contra el actual Gobierno islamista.
La mezquita empezó a construirse en 2017 en un terreno adyacente a la plaza Taksim, reemplazando un pequeño templo islámico cuyo minarete apenas se veía desde la plaza.
Erdogan ya prometió en las elecciones locales de 1994, cuando era alcalde de Estambul, que construiría una gran mezquita en el lugar.
La fecha de la inauguración tiene mucho simbolismo. Por un lado, el 29 de mayo de 1453 el Imperio Otomano tomó Constantinopla, poniendo fin al cristiano Imperio Bizantino.
Además, a finales de mayo de 2013 arrancaron las protestas del parque Gezi, al lado de Taksim, que arrinconaron al Gobierno de Erdogan, entonces primer ministro, y durante las que los manifestantes que denunciaban el creciente autoritarismo ocuparon durante 15 días la plaza.
Durante el conflicto, Erdogan intentó destacar el carácter supuestamente antirreligioso de los manifestantes, acusándolos falsamente de desacrar una mezquita y lanzando un discurso que destacaba los valores islámicos como esenciales para Turquía, un país oficialmente laico.
Las protestas de Gezi dejaron de manifiesto la polarización cada vez mayor de la sociedad entre quienes comulgan con la ideología religiosa-nacionalista de Erdogan y quienes se oponen a él.
La inauguración de la mezquita de Taksim subraya una vez más "ante todo el mundo que la llamada a la oración no puede acallarse", dijo Erdogan el miércoles en el Parlamento.
El nuevo templo, construido con mármol y con una cúpula de 33 metros de altura revestida de zinc-titanio, tiene dos minaretes de 65 metros de altura y ofrece espacio de rezo a 3.000 hombres y 620 mujeres en zonas separadas.