¿A quién perjudica el dragado del río? ¿A los peces del fondo? ¿Pero quedan peces en el Guadalquivir? ¿A los cangrejos autóctonos? Han desaparecido, depredados por el americano ¿A los arroceros? ¿A Doñana? ¡Qué cosas más raras! El Dragado “no se puede hacer” porque le quitará agua al arroz y a Doñana. Y se prohíbe pescar el cangrejo rojo, capaz de comerse hasta sus raíces. Da pavor oír que el dragado pueda quitarle agua a la marisma, cuando ganaría en profundidad, en volumen. Pero el nivel máximo de la lámina no puede bajar por más que se baje el mínimo. ¿En qué perjudica un mayor volumen de agua? Estos ecologistas de salón y estos “tésnicos europedos”, han calculado fatal (falta saber por qué) y han confundido a los jueces, que se han dejado confundir.
“El dragado es la ruina, para el arroz y para la marisma, por tanto, para Doñana.” Dicen. Y no se cortan. ¿Cómo es posible que el mayor volumen de agua disminuya la filtración al subsuelo contiguo? Disminuye la filtración, disminuye totalmente la existencia del agua imprescindible para la supervivencia de la marisma, y por lo tanto, de Doñana, la falta de agua superficial. El agua superficial ha sido enterrada por la piqueta asesina del Gobierno, al desecar y canalizar caños, arroyos, madres, marismas, brazos y ríos, y arrojar el agua directamente al mar, sin permitirle fertilizar esos campos; por los pozos y balsas permitidos y tolerados, que almacenan la poca agua restante para uso privado. Ya no existe la Isla Mayor ni existe el brazo de la torre. En su lugar, una especie de pequeño canal de riego no riega, porque una estación la bombea y la arroja al mar sin contemplaciones. Sin importarle la muerte de la marisma. La motobomba es una máquina. Quienes ordenaron su instalación para culpar al río de la desecación provocada por su sequedad mental, también tienen una máquina. En el lugar dónde deberían tener células, neuronas y ventrículos. Sólo les ha quedado lo justo de lucidez para desviar la atención a la masa de agua que también quieren eliminar. ¿Más espacio para cultivar? Como no hagan una desaladora… lamentable doble trabajo y doble gasto. Y eso ¿a quién beneficia?
La lenta pero constante caída de tierra de las márgenes y los lodos arrastrados por el agua, vienen aterrando el cauce y disminuyendo su profundidad y, con ella, el volumen de agua transportada y, por lo tanto, utilizable. Un aterramiento aterrador, que también dificulta el paso de barcos de cierto calado, cada vez más, porque va en aumento. La misión del dragado es devolver al río su profundidad normal y, si no se hace, momento llegará en que sólo podrán navegarlo pequeñas lanchas de pesca o recreo, balsas para cruzar un ancho en progresión inversa al volumen del agua. ¿Es ese el momento que esperan los enemigos del dragado? Quizá deba reconocerse, aclarar de una vez, su verdadero sentir, de enemigos del Puerto de Sevilla. No es el río. Son otros quienes le quitan el agua al Parque. El río sólo podría enviarle más, por filtración, incluso por canalización, si se recuperara la superficie anegada y ahora desecada, por culpa de tan mala gestión gubernativa. Luego la pregunta es otra. Es: ¿A quién beneficia que Sevilla pierda su puerto?