Has entrado en el espacio de los inmortales. Ya lo fuiste en vida, ahora te conviertes en eternidad. Otra voz se mantiene para siempre en defensa de la cultura y los derechos de Andalucía. Desde tu “Nueva canción andaluza”, desde aquellas “Campesinos tristes” y “Segaores”, repetidas, re-cantadas por otros artistas, desde “quienes buscaban la guadaña por haber perdido el hocino viejo” a quienes dedicaban tu música universal a la más universal romería, en la vieja marisma hoy en peligro por causa de un gobierno buscador de votos en Andalucía para destrozar Andalucía -ahora no tendrás que sufrirlo-, llevaste al mundo el nombre y el espíritu de Andalucía. Valencia, Logroño, Barcelona, Madrid, Gijón, La Coruña, y más: Nueva York, Buenos Aires, México, Lima, París, Berlín, Londres, Roma, Tokyo… y más, conocieron la realidad de Andalucía, la verdad de cómo se vive en Andalucía “gracias” al desgobierno de despreciables gobiernos depredadores.
Vosotros, Alfonso Jiménez, Paco Lira y tú, fuisteis el trío que sacudió el letargo, tan comentado, con unos textos y una “Mise en scene” tan compleja, tan sencilla, de tan fácil comprensión, que ya en tus manos reventó teatros de todo el mundo. Gracias a tu teatro, a tu grupo “La Cuadra de Sevilla” que creaste y dirigiste, miles de espectadores, puestos en pie al terminar las representaciones sabían algo más de Andalucía. Sabían algo de lo mucho que el régimen, los regímenes dominantes desde que hace setecientos años vinieron a “salvarnos”, aunque nadie necesitaba un “salvamento” ni pedido ni necesitado, a cambio, a cambio no: para. Para quedarse el trigo, el algodón, la ganadería, la aceituna, el aceite, los sistemas de riego, la sostenibilidad de la que hoy tanto se habla y tan poco preocupa, la artesanía, la industria, la arquitectura ¿la arquitectura? ¡que más hubieran querido! todo lo que no supieron aprovechar, ni siquiera copiar, porque la mentalidad goda en sus neuronas, sólo da para apropiarse riquezas, previa desvalorización y manipulación de la riqueza saqueada. Para quien su incapacidad le impide incluso copiar, destruir es la mejor forma de pasar a la historia. Ya lo descubrió Eróstrato, el mayor imbécil de la humanidad.
Todo eso viniste a romper. El teatro es rompedor y el tuyo lo ha sido. Nos dejas mucho más que el recuerdo, mucho más que tu nombre y tus obras en piedra en las esquinas. Nos dejas el recuerdo, la intención, el mensaje, lo que dijiste y lo que quisiste decir. Y lo que interpretamos. Has hecho teatro contemporáneo, atrevido, rompedor, revolucionario, para contar hechos cotidianos porque no debían haber sido cotidianos. Aquello a lo que nos han acostumbrado a los andaluces llama la atención en todo el mundo. Y tu manera, vuestra manera, la tuya y la de tu grupo, tus actores, actrices, cantantes y bailaores, lo llevó con toda la crudeza del realismo y toda la actualidad de lo que nos viene ocurriendo desde hace siete siglos. Salvador, amigo, te hemos visto partir. Hemos oído tu aletear, desde el Cerro hasta este jardín en que da orgullo descansar; con desazón, pero con la confianza de que no nos dejas. Que siempre estarás con nosotros. Con, en, entre nosotros.