A quien podría beneficiar un atentado criminal en Sevilla durante Semana Santa? Una venganza contra el mundo cristiano, con miles de muertos y heridos, devotos, pero no necesariamente cristianos, desde luego coincide con el “modus operandi” del terrorismo creado para doblegar Siria. Pero ahora, doblegados por quienes quisieron destruir, perdido el apoyo exógeno y perdida su combatividad, sólo con el mal instinto sobre el que basaron el terror ¿es posible que busquen hacer daño porque sí? ¿Incluso a quienes no tienen nada que ver en su “guerra”? Podría ser razón más que suficiente pero ¿Su guerra es contra todos, menos contra quienes les mantenían mientras dominaban territorios y pozos de petróleo? También podría ser, si no hubiera otras razones. O, mejor dicho, otros detalles. Por ejemplo: si el sospechoso fue detenido una semana antes ¿por qué se esperó al miércoles santo para publicarlo? Ya puestos, se podía haber esperado otra semana más, para evitar pánicos. Al contrario, como la machacona manía persecutoria contra la madrugá no hace claros en la bulla, la casual mala suerte adelanta los problemas al miércoles. Porque pensar en ganarse el turismo huido de Sevilla es muy retorcido ¿verdad? e irreal. El miedo no se limitaría al específico lugar elegido por su notoriedad mundial, por el contrario afectaría a toda una zona bastante más amplia. A mucho más espacio geográfico de similares características. Si se diera la huida, porque Barcelona no ha perdido visitas después del 17 de agosto. Al final deberemos el arreglo al cambio climático. Al final la lluvia disipó temores y bullas, no el posible miedo, posiblemente inducido por el anuncio, más frío que los granizos del jueves a pesar de las calores que suben al pensar en “lo que podría haber sido”.
Perdida Siria, el yihadismo del isis parece haber perdido también la estrategia. En realidad la había perdido hace tiempo. Sólo una venganza infame, inmunda, nauseabunda, podría explicar -no amparar, no justificar- ninguna matanza de inocentes. Pero la impura mugre de una panda de desalmados, traidores a la propia religión en cuyo nombre dicen actuar, traiciona hasta a los suyos. Sólo eso explica que encarguen a su pupilo informarse en internet sobre cómo fabricar explosivos; internet es detectable con muchísima mayor facilidad que el curso que podrían haberle impartido ellos mismos. Otra incongruencia, achacable a la torpeza, ni siquiera a la maldad. O la maldad acrecienta la torpeza. ¿O las dos? Subsiste la necesidad de conocer el resultado de la investigación y el contenido del “material informático” incautado. Porque, al parecer, ordenadores no había en la casa, pese a que se habló de ellos el mismo día del registro. Ni ordenadores en su casa ni explosivos en su poder, aún pendientes algunas lecciones del “curso” a seguir por internet en algún “cyber”. Complicada es la gente, en vez de acudir a alguna escuela del grupo. Pues sumidos nos tiene el mar de dudas que resolverá la investigación: Yihadista sin explosivos; aprendizaje por internet sin ordenador. “Anteproyecto de pre-boceto” llamaba a sus propuestas Julio Martínez, querido maestro.
