Multas por salvar vidas

Publicado: 10/07/2019
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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Si al fin y al cabo “sólo” son moros… negros… ¿por qué hay que salvarles la vida? Que no vengan y asunto resuelto. Yerran en la solución del asunto
Decía Gila: “lo mejor es que te puedes hartar a matar y no te pasa nada”. Las guerras no pagan multas. Los promotores de las guerras, vamos, más bien sus pueblos, cuando las pierden. Los sufridores, siempre. Y algunos nombres encajan fatal con el personaje. Por ejemplo, Salvini. Otro que le mosquea que la Justicia italiana no sea fiel obediente a sus dictados. El “heroico resistente”, henchido de fervor supremacista, no puede soportar que “simples” muertos-de-hambre por la apropiación de sus recursos por las potencias europeas, entre las que se encuentra el Estado que rige, se atrevan a buscar un trozo de pan en la península que se ha propuesto defender de las “hordas” africanas. Él, que es descendiente de los invasores ostrogodos, saqueadores de Roma. ¿O es de los lombardos? A estos políticos  nostálgicos de la dictadura, les importan poco las leyes. Luego dicen que están para defenderlas. Menos aún les importa el estamento judicial. Bueno, un poco, sí: para molestarse cuando no están a sus órdenes. Esa es su confianza en, ese es su respeto a la separación de poderes. Pero no hay que cruzar la mar hacia el este, que aquí está este. El Gobierno español amenaza con multas de más de novecientos mil euros, a los barcos que salgan a rescatar náufragos. Si al fin y al cabo “sólo” son moros… negros… ¿por qué hay que salvarles la vida? Que no vengan y asunto resuelto. Yerran en la solución del asunto. Porque el asunto sólo se resolverá cuando permitan a esos “moros” y a esos “negros” ser dueños de sus recursos. Cuando sus ricos recursos naturales les sirvan para vivir una vida normal, con trabajos normales, en ciudades normales. Cuando su petróleo, sus diamantes, su oro y sus selvas no sirvan al enriquecimiento de empresas sin escrúpulos. Cuando dejen de pagar con sangre el “derecho” a sacar esas riquezas de su territorio para beneficio de bandas mafiosas y de multinacionales del oprobio.

España, y ahora Italia desde la llegada de Salvini, el enemigo de salvar náufragos, sus gobiernos, incapaces de soportar una corrección judicial, sólo entienden la sumisión de un Poder que debe ser independiente para que la democracia sea posible. Eso explica las presiones a los tribunales, así se comprende la judicialización de la vida política, por eso la represión en respuesta negativa al diálogo. Se explica, se comprende, pero es imposible compartirlo. Lo impide un mínimo decoro, un mínimo sentimiento democrático. Es el sentimiento que debe o debería imperar en todos y cada uno de los miembros de la judicatura, para no engordar causas en búsqueda de delitos inexistentes con que proteger el prestigio de los políticos que descargan en ellos su incapacidad para negociar, exageraciones que causan estupor en Europa y les hacen caer en el ridículo pero no salvan el ridículo de los políticos que los empujaron.

Los “salvinis” del Mediterráneo hacen lo posible por ignorar sus propias leyes, se molestan cuando no consiguen dominar a su servicio a la judicatura. Y “se olvidan” –qué lástima de memoria- de que las leyes de la mar consideran delito grave no salvar a las víctimas de un naufragio. No es a las ONGs a quienes hay que juzgar. Han equivocado la acusación. n

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