Con una exitosa y extensa carrera literaria a su espalda, el escritor madrileño Antonio Gómez Rufo vuelve ahora con una novela histórica, "La abadía de los crímenes", un relato con intriga, amor y política en el reinado de Jaime I de Aragón, en el siglo XIII.
Pero no se trata de una novela histórica más, sino de un texto largamente preparado y documentado, con un lenguaje narrativo muy depurado sobre una época poco conocida. Lleno de secretos, alianzas, estrategias políticas, donde las protagonistas son las mujeres y que para el propio autor significa su "mejor trabajo", según explica a Efe.
"La abadía de los crímenes" (Planeta) retoma lo mejor de la tradición de la novela histórica, un género que a Gómez Rufo le interesa y que, en su opinión, siempre ha estado de moda -"desde Pérez Galdós", precisa-.
"Aunque el gran repunte se esté viviendo desde que lo inaugurara 'El nombre de la rosa', de Umberto Eco, porque en momentos de crisis de valores los ciudadanos tienden a echar la vista atrás para intentar comprender qué es lo que les está pasando ahora", explica.
Rufo, autor de "El alma de los peces" o "La noche del tamarindo", asegura que ha pretendido levantar el telón de la historia para ver el papel de la mujer. "Un papel de mera reproductora, a pesar de que las mujeres son infinitamente superiores a los hombres", sostiene.
Por todo ello, Gómez Rufo se ha ido al año 1229, a la abadía catalana de San Benito, donde varias novicias aparecen asesinadas. Los crímenes causan verdadera inquietud en la Corona de Aragón, por lo que el rey Jaime I se traslada allí con su esposa Leonor de Castilla, con quien se ha casado teniendo él 13 años y ella 19.
Pero cuando él conoce a la princesa Violante, hija del rey de Hungría, pide la nulidad de su matrimonio para casarse con ella.
Tiempos poco conocidos, los de la alta Edad Media, ya que según Rufo, existe muy poca información. "Solo se sabe de este tiempo lo de la batalla de las Navas de Tolosa y el nacimiento de la bandera de la Corona de Aragón, de las cuatro barras, que surge después de que a Don Jaime le disparasen una flecha en la cabeza".
"El rey se cayó y puso los cuatro dedos manchados de sangre sobre una piedra y de esas huellas nacieron las cuatro barras que tiene la bandera", recuerda.
Rufo se detiene en explicar al lector toda clase de detalles sobre su forma de vida, vestimenta, alimentos, y se adentra en las diversas psicologías de las mujeres del convento.
"Me interesa tratar los temas eternos, el amor, el desamor, la envidia, la ambición. Y todo ello quería tratarlo desde una perspectiva actual, sin perder el marco histórico", señala.
La novela nació en la cabeza del escritor tras leer una historia que le "alucinó".
"Leí que en 1229, en octubre, empezaron a conquistar Mallorca y que los nobles catalanes le exigieron a Don Jaime que esa empresa fuera exclusivamente catalana, en la que no podían participar ni lo nobles aragoneses ni los franceses de Provenza. Sólo los catalanes, y me dije: 'Hombre, estos ya apuntaban maneras, y vi que siete siglos después seguimos igual", añade.
Amor, desamor, mucho deseo y una bajada hasta el fondo del alma humana se dan cita en esta novela. "Los griegos y Shakespeare describieron muy bien las emociones humanas, pero yo admiro a la mujeres y veo que en el terreno de las emociones nos dan cien mil vueltas", concluye Gómez Rufo, al tiempo que vuelve a reflexionar sobre el éxito de la novela histórica.
"Nadie quiere ver el mundo de hoy en la literatura. Todo el mundo mira al pasado o al futuro con la ciencia ficción y todas esas series. Eso nos debería hacer pensar", afirma.