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París revela la ?noble rivalidad? de Tiziano, Tintoretto y Veronés

La ?noble rivalidad? que dominó las relaciones entre Tiziano, Tintoretto y Veronés, recuperada del siglo XVI veneciano por el Museo del Louvre en forma de exposición monumental, se muestra al público a partir de hoy y está llamada a convertirse en un poderoso foco de atracción cultural.

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La “noble rivalidad” que dominó las relaciones entre Tiziano, Tintoretto y Veronés, recuperada del siglo XVI veneciano por el Museo del Louvre en forma de exposición monumental, se muestra al público a partir de hoy y está llamada a convertirse en un poderoso foco de atracción cultural.

Pensada desde su origen como un acontecimiento, la muestra Tiziano, Tintoretto, Veronés... Rivalidades en Venecia acertó de lleno en su objetivo, además de ilustrar desde un ángulo privilegiado el paso del Renacimiento italiano al Manierismo.


Los aprendizajes, divergencias e inspiraciones que unieron y separaron a esos tres pintores, y a otros grandes coetáneos durante la todavía poderosa República italiana de la segunda mitad del siglo XVI, podrán descubrirse hasta el próximo 4 de enero.

El recorrido ideado por los comisarios Jean Habert y Vincent Delieuvin, a través de 85 reconocidas obras maestras procedentes muchas de ellas del Louvre, otras de museos de diferentes países, entre ellos España, es cronológico y temático a la vez.

La Exposición comienza con la Danae recibiendo la lluvia pintada por Tiziano para Alejandro Farnesio, hacia 1945-46, y termina por la Danae que creó para el rey Felipe II de España una quincena de años más tarde, que es uno de los valiosos préstamos del Museo del Prado, según explicó Habert en declaraciones a Efe.

Los temas corresponden al gusto de las 200 grandes familias venecianas que ostentaban el poder en todos sus aspectos, incluido el artístico, y que eran promotoras de un arte naturalista, que solía reunir lo Sagrado y lo Profano, además de plantear el disfrute de la materia y el color.

Retratos de gentes de poder, de dogos, almirantes, patricios y mujeres igualmente poderosas; Reflejos de agua, de espejos o metales, como promesa de tres dimensiones inexistentes; Nocturnos sagrados, impregnados del espíritu de la contrarreforma; Retratos de artistas y coleccionistas y Pequeños formatos decorativos, constituyen algunas de las salas.

Completan el conjunto dos espacios fundamentales, sobre La mujer deseada, aquí en claro peligro; y el panteísmo Entre Sagrado y Profano de una aristocracia que vive aún suntuosamente, como en el siglo XV, pese a que descubrimientos como el del Nuevo Mundo le harán perder el papel intermediario entre Oriente y Occidente que le dio su riqueza, recordó Habert.

No todas las obras son de Tiziano (1485-1576), de su protegido juvenil Veronés (1528-1588) y de su mal amado Tintoretto (1518-1594), pues destacan igualmente pinceles e influencias de otros artistas insignes como Jacopo Bassano, Palma el Joven, Domenico Tintoreto o Andrea Schiavone.

Más que una imposible comparación estilística, pues el maestro absoluto fue siempre Tiziano, la exhibición aspira a revelar los efectos de aquella rivalidad, en un período en el que los pintores venecianos extraen soluciones originales del Manierismo procedente de Italia central.

“Es la segunda mitad del siglo XVI la que permite esta noble rivalidad” que da título a la exposición, aunque cuando se habla de pintura veneciana se piensa generalmente en la primera parte del siglo y en los momentos fundadores del clasicismo veneciano, resaltó el comisario.

Sin embargo, “esos tres grandes artistas viven y trabajan al mismo tiempo” en esos años, que son “los que queremos mostrar” pues es cuando “la emulación fue mas fuerte”, añadió.

Es verdad, resaltó, que Tiziano no quería mucho a Tintoretto, “y a menudo intentaba evitar que tuviese encargos importantes”, comentó.

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