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'Tabú', un espectáculo del bailaor David Nieto para reflexionar y disfrutar del flamenco

El artista de San Fernando abrió la VII edición de La Isla Ciudad Flamenca con un recital que hizo vibrar al público que se congregó en el Parque

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Vestido con los farolillos y harapos de la pasada feria de San Fernando, El Parque Almirante Lauhlé acogió en la noche de este jueves la inauguración de la VII edición de La Isla Ciudad Flamenca. El pistoletazo de salida fue protagonizado por el bailaor y coreógrafo isleño David Nieto y el estreno de su espectáculo Tabú. Tras trabajar con figuras tan destacadas como Sara Baras y viajar al gran territorio nipón, David Nieto vuelve a sus raíces, a La Isla de Camarón y del flamenco para pisar fuerte con sus tacones.

Entre mosquitos y calor abrumador, el público llegaba poco a poco para llenar las sillas colocadas de manera ordenada delante del auditorio del céntrico parque isleño. Un orden que duró poco, ya que solo hizo falta el movimiento de una espectadora para que se convirtiera en un caos de mobiliario en medio de la plaza que precedía al escenario. El objetivo final  no era otro que de poder divisar mejor al artista y su obra, y muy bien que hicieron porque el espectáculo era para verlo y cuanto más cerca, mejor.

Con veinte minutos por encima de la hora prevista, tradición ascentral esa de los espectáculos flamencos de no empezar a la hora programada, Santiago Muñoz, locutor de Radio La Isla, salió al escenario para presentar a David, su obra y dar comienzo a La Isla Ciudad Flamenca, que regresaba tras dos años de parón obligado debido a la covid.

El espectáculo se hizo esperar, aunque no en vano. Toda la presentación se salió de los cánones y estereotipos del flamenco desde su inicio. En el escenario, acompañando al bailaor, se encontraban Miguel Ramos a la guitarra, El Cañejo de Barbate al cante y Naím Real a la percusión. La vestimenta negra que lucían contrastaba con las luces que iluminaban al cuadro flamenco y la primera canción que dio inicio a la representación, Todo es de color. El primer toque vanguardista se manifestó a través de la entrada al escenario de David Nieto y sus tacones en mano. Descalzo, se acercó a una silla, los colocó en ella y comenzó a bailar. Acompañado de música aflamencada, el artista inició su danza de apertura con movimientos de baile modernos, algo que a muchos pudo desconcertar y, a otros, parecerles cautivador.

Sin embargo, la esencia flamenca fue la base principal de Tabú. Poco después se sentó en la misma silla donde antes había dejado sus tacones y se calzó con ellos. Añadió a su vestuario una chaqueta y un pañuelo de lentejuelas negros y comenzó el taconeo característico del “mundillo calé”, como diría Melendi, para luego salir del escenario llevándose consigo la luz de los focos que le apuntaban. Mientras se cambiaba de ropa y descansaba, su cuadro mantenía el espectáculo y al público vivos. Para la sorpresa de muchos, el Cañejo de Barbate se levantó y, aún cantando, recogió del suelo el mantón que más tarde acompañaría al artista para deleitar al público con giros protagonizados por rosas rojas y flecos. Frente con frente, se lo entregó a David, quien a su vuelta lucía un traje de pantalón y chaquetilla que, aunque también era negro, presentaba un bordado de lunares aterciopelados e iba acompañado de un pañuelo salmón al cuello a modo de corbata encima de una camisa blanca.

Este elemento gitano no fue el único que se pudo percibir en Tabú. David se atrevió también con las castañuelas y, al igual que con el mantón, derrochaba elegancia y técnica a cada paso y golpe que daba. Después del ruido y albedrío, el cuadro flamenco paró de tocar para que el bailaor acallase a todos los espectadores mediante el ilustre sonido del tacón contra el tablao de madera, llenando el parque y sus alrededores de suavidad y calma.

David Nieto siguió rompiendo estereotipos hasta el final de Tabú sin olvidar la esencia gitana. Su última indumentaria estuvo protagonizada por una gran bata de cola negra, protagonista también de la escena de cierre de su espectáculo al son de A Quién Le Importa de Alaska y Dinarama en su versión más flamenca. Así, quedaba claro el mensaje y la intención última de su obra.Tras el gran cierre, agradeció con gestos a cada de uno de sus acompañantes y al público, abandonando el escenario al ritmo y cante del característico olé, olé de la tierra de un público que lo despidió en pie.

El mismo artista, tras su redonda actuación, afirmó lo duro que había sido volver a los escenarios tras el parón de la pandemia, para él y muchos más artistas que habían tenido que estar entre las bambalinas desde el propio sofá de su casa. Se sentía nervioso y apenas con fuerza para volver a empezar tras dos años de quietud y reflexión de los que ha nacido Tabú, una propuesta de fusión entre el flamenco y los nuevos tiempos, “que no de confusión”, como el mismo artista remarca.

Tabú representa la libertad y se trata de un punto de inflexión en la vida de David Nieto y en el mundo del flamenco, que tiene como ingredientes principales el cambio, la diversidad, la rebeldía y el vanguardismo.

Como David Nieto declaraba a este medio, “el arte es libre y todo lo que se quede encorsetado es un arte un poco cerrado”, y esa es la razón de ser y la denuncia de Tabú, una obra que obliga a ser críticos y saca a relucir los sentimientos flamencos de aquellos que tienen la oportunidad de presenciarlo.

 

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