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Sevilla

El icónico regreso a España de Carlos Vives

Carlos Vives ha conseguido que su reencuentro con España fuese un abrazo que fundió a Colombia y Sevilla en el que ha sido el primer concierto en nuestro país

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Carlos Vives en Icónica.

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Carlos Vives en Icónica.

Carlos Vives en Icónica.

No sabemos si “pagó las cuentas” o si arregló “un poco el jardín. Si “dejó de comer chatarra” o ver “la tele hasta dormir”. De lo que estamos seguros es de que, hiciese lo que hiciese Carlos Vives, ha conseguido que su reencuentro con España fuese un abrazo que fundió a Colombia y Sevilla en el que ha sido el primer concierto en nuestro país de la gira en la que se encuentra el cantante, “el rock de mi pueblo vive”.

En honor a la verdad, no se puede decir que el concierto que ofreció Vives en Plaza España en el marco del Icónica Fest de Sevilla fuese un mero espectáculo de músico a público. De intérprete a espectador. Lo de ayer fue una fiesta. Una onda expansiva imposible de parar que comenzaba en el escenario y avanzaba sin freno directa a las caderas de un público que saltaba con “La Gota Fría”, el tema escogido para el inicio de la velada.

Ayer, Sevilla parecía estar teñida de amarillo, azul y rojo. Caía el sol en las columnas de Plaza España a la par que las temperaturas, que dejaban una suave brisa que contrastaba con las intensas jornadas de calor que vive estos días la capital hispalense, e invitaba a disfrutar, tras veinte minutos de retraso, del primer concierto del cantante en España de su actual gira tras haber pasado por Colombia y México y con varias ciudades de nuestro país a la espera de su visita, como Valencia, Madrid o Mallorca.

“La vida vale más que todo el oro”

Un chaleco sin mangas, pantalones ceñidos, guitarra atada al cuello y su característica -a la par que contagiosa- sonrisa. Carlos Vives no necesita más para firmar una auténtica oda a la vida. Una declaración de intenciones que dejaba claro que había venido a Sevilla a disfrutar. “Yo te digo que la vida vale más que todo el oro”, dejaban ver las pantallas al inicio del concierto.

Como si de un largometraje se tratase, las imágenes del Río Grande Magdalena (Colombia) se intercalaban para, por primera vez, mostrar lo que después sería el denominador común de la noche: el amor, respeto y honor con el que el rey del vallenato lleva sus raíces por todo el mundo.

“Los vallenatos son la mezcla de los orígenes musicales prehispánicos y nuestra herencia española, nuestra lengua, nuestras métricas, todo se juntó y me ha dado el regalo más grande de mi vida”, narraba orgulloso.

Un canto a la rebeldía

Tras más de treinta años de carrera, 60 millones de discos vendidos y su reciente nominación a Persona del Año en la Academia Latina de Grabación, Carlos Vives no ha olvidado de donde viene. No ha podido obviar a aquel joven que luchó hace tres décadas por reivindicar la música local de Colombia y que hoy puede presumir de ser referente en la mezcla de folclore colombiano con ritmos contemporáneos.

“Hace 30 años, la visión de la música local era la visión de un tiempo pasado. Entender que estilos como el rock podían entrelazarse con la cuenca del caribe, nos dio la oportunidad de incorporarlo a los ritmos latinos. No se trata de nadar contra la contracorriente. Lo nuestro es un canto a la rebeldía, un grito a la libertad para entender lo que somos. Una oportunidad de entender lo que somos. Yo lo llamé, el rock a mi pueblo”.

Entre el variado público asistente, en el que se podían observar desde españoles que descubrieron a principios de los 90 aquello de los ritmos latinos hasta latinoamericanos que buscaban en la velada un recuerdo de su tierra, se dejaban entrever banderas de Colombia, Bogotá o España, esta última tal vez algo más enorgullecida que de costumbre tras la reciente hazaña futbolística de clasificarse para la final de la Eurocopa.

Unir dos mundos

Hay un momento en el que una canción deja de ser del artista y comienza a ser del público. Buen ejemplo de ello, es “La Bicicleta”. El tema se canta solo, aunque el regalo que le hizo Vives a la capital hispalense deleitó a un público que sonaba al únisono. “Puedo ser ser feliz, caminando relajado aquí en Sevilla. Tú me gustas, porque eres una maravilla”, narraba rítmico el colombiano.

Entre tanta efusividad y tras un breve silencio, un tímido piano se hacía hueco entre la multitud para absorber los suspiros del público con “Volví a Nacer”. Brazos alzados de lado a lado, manos unidas inevitablemente al pecho, abrazos románticos. La voz de Vives se resquebrajaba al inicio del tema. Por la emoción que desprende, por la respuesta de un romántico público. Recién se alcanzaban las doce de la madrugada del once de julio cuando Sevilla volvía a nacer por el amor de Carlos Vives.

“Esta noche hemos venido a unir dos mundos”. Así introducía el colombiano al conjunto musical Raya Evolution, un grupo cuya invitación hacía un incalculable guiño a Sevilla y que se unía en “Fruta Fresca” para continuar con su particular interpretación de “Robarte un beso” y poner la guinda a una noche en la que quedaba claro el idilio entre ambas culturas.

Colombia y España. Santa Marta y Sevilla. Maracas y palmas flamencas. Si lo que quería Carlos Vives era difundir su pueblo, como si de un pregonero de los de antes se tratase, lo ha conseguido.

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