La Fiscalía de Sevilla ha rebajado de 17 a 12 años de cárcel su petición de pena por un delito de asesinato para Juan L.G., el hombre acusado de matar a martillazos a un amigo el día 26 de junio de 2010 en una casa en ruinas situada en Palomares del Río (Sevilla), ya que le ha aplicado la atenuante muy cualificada de drogadicción.
Durante el juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Sevilla, la fiscal ha modificado sus conclusiones provisionales y ha rebajado su petición de pena de 17 a 12 años de cárcel al tener en cuenta ahora la influencia del consumo de drogas en la actuación del acusado, quien en su declaración aseguró que antes del crimen estuvo consumiendo drogas y alcohol durante cuatro días.
Asimismo, la representante del Ministerio Público ha retirado el delito de amenazas que imputaba inicialmente al acusado, y por el que solicitaba tres años y medio de cárcel, ya que entiende que no ha quedado probado que el imputado amenazara al único testigo directo de los hechos, la prostituta que acompañó a ambos a la casa en ruinas, diciéndole "acuérdate que te puede pasar lo mismo a ti".
El acusado se arrepiente
Durante la última sesión de la vista oral, el acusado, que al comienzo del juicio reconoció la autoría de los hechos aunque no de las amenazas contra Francisca M., ha ejercido su derecho a la última palabra y ha dicho que se arrepiente de haber matado a su amigo. A partir de este momento, el magistrado-presidente del jurado entregará el objeto del veredicto al jurado, quien se deberá pronunciar sobre la culpabilidad o no del procesado.
En el juicio, el acusado relató que, con anterioridad al día de los hechos, estuvo consumiendo "durante tres o cuatro días" heroína, cocaína, alcohol y pastillas, mientras que a la casa en ruinas donde se produjo el crimen se llevaron entre 20 y 30 paquetes de droga.
En este punto, reconoció que, en un momento dado, cogió un martillo para hacerse un 'chozo' donde poder seguir consumiendo debido a la corriente que hacía en la casa, y "cuando me di cuenta, la víctima estaba ya en el suelo" tras golpearle con el martillo mientras el fallecido se encontraba "un poco" agachado "y sin posibilidad de defenderse.
Niega las amenazas
El imputado negó, tal y como defendió la Fiscalía, que asesinara al fallecido porque sospechara que estaba manteniendo relaciones sexuales con la mujer que los acompañaba, ya que él sabía que ella "es prostituta", y negó que la amenazara con el martillo diciéndole "acuérdate que te puede pasar lo mismo a ti" ni que la golpeara, ya que las lesiones que presentaba "se las hizo antes, cuando se cayó de una bicicleta".
"Ella vio lo que ocurrió y se quedó allí, no trató de irse y no me reprochó nada", aseguró el acusado, que señaló que, tras cometer el crimen, se deshizo del martillo tirándolo al río Guadalquivir, aunque acusó a la mujer de quitarle a la víctima los zapatos, la cartera y la droga que le quedaba, así como de ayudarle a llevar el cuerpo a otra dependencia de la casa.