Propios y extraños deben reconocer que, cuando sucede algo malo en nuestro país, o cuando nuestro país hace algo malo, ya no se mira nada más que la reacción que tendrá Podemos al respecto. La delegación de cualquier dignidad se ha hecho en un solo partido al tiempo que se reconoce que a ninguno de los demás se le deben exigir principios.
Si PSOE deja tirados a los saharauis, ya no se hace siquiera el leve intento de culpar al PSOE. Por supuesto, a la derecha ni se la espera en este debate; por más esperpéntico que pueda parecer, les preocupa cualquier cosa acerca de Marruecos, menos esto. Al ser los saharauis morenitos, no les nace recordar, no ya que son personas, sino que una vez fueron españoles. Todas las putas cabezas se giran hacia Podemos. Como si tuviera superpoderes. Amiguetes, aquí quien tiene superpoderes es el votante. Los que se abstienen miran a Podemos. Los que votan al PCPE o a PACMA miran a Podemos. Todo el mundo le exige, especialmente quien no le vota, y la prensa establece cuál es el límite que debería tolerar Podemos, traspasado el cual se rompería el gobierno. Lo vaticinan. Lo anuncian. Intentan que Podemos parezca débil al no bajarse de la responsabilidad de cogobernar España y adelantar las elecciones. Son como un corro de rufianes pagados para instigar una pelea entre un matón y un chaval que no quiere pelea, que sabe que esa pelea, aunque la gane, la ganan los malos.
Pero todavía no he escuchado a nadie relacionar Podemos con la responsabilidad de estado. A Sánchez le quitaba el sueño tener ministros de los que no pudieran fiarse, mientras a su alrededor la derecha, única alternativa a pactar con los morados, adelanta elecciones según figuren los datos de las encuestas, el partido más irresponsable con el que nadie pudiera irse a la cama. No veo a periodistas decir: «Podemos está sabiendo ceder y está sabiendo imponer, está mostrando altura de miras». Se les sigue tachando de radicales cuando un radical habría roto gobierno a la primera disputa. Un radical no cede nunca, no acepta perder, no acepta negociar. Nadie debe gobernar desde la radicalidad porque se hace campaña para los tuyos, pero se gobierna para todos.
Cualquier fantasma sobre la ingobernabilidad de España debería haber sido conjurado a medida que se marcaban los espacios y se entendía que Podemos ha sabido crecer desde el suyo, imponerse en lo que le es competente y, en lo que no lo es, simplemente señalar su postura, negociar e intentar torcer voluntades. Pero con lealtad, no al PSOE, sino a la estabilidad de un país que necesita estabilidad por encima de cualquier otro predicado. Queremos la autodeterminación de los saharauis, pero no la podemos conseguir nosotros solos; no poseemos superpoderes, más allá de los que nos dan los votantes, y los votantes nos han ubicado como cuarta fuerza política del país. Miren al PSOE y pídanle cuentas, que les explique la diferencia entre Ucrania y el Sahara Occidental, entre Marruecos y Rusia. Podemos la conoce perfectamente: ninguna.
Pero no tendremos jamás la cartera de Exteriores si se nos sigue culpando de lo que hacen los demás, y lo hacen porque la gente les vota, y les vota en función de la imagen que el electorado tiene de cada formación política. Se nos acusó de permitir que gobernase la derecha pudiendo haber cedido ante el PSOE y ahora se nos acusa de no ceder el gobierno a la derecha por permitir que el PSOE gobierne sus carteras. Eso es injusto, irresponsable y naif, y la derecha se alimenta de lo naif con lujuria.
