La Fiscalía del Principado de Asturias solicita la condena a tres años y tres meses de prisión para la acusada de un accidente de tráfico ocurrido en Gijón en 2012, en el que murió un niño de 13 años y otras seis personas resultaron heridas: sus padres, su hermano y dos amigos de los niños.
La mujer conducía a más velocidad de la permitida y tras haber ingerido bebidas alcohólica, según el Ministerio Fiscal. La vista oral está señalada para este jueves, 26 de febrero de 2015, en el Juzgado de lo Penal número uno de Gijón, a las 10.30 horas.
El Ministerio Fiscal sostiene que la acusada, el 4 de septiembre de 2012, sobre las 23.37 horas, conducía por el carril izquierdo de la calle Velázquez de Gijón hacia la Avenida de Oviedo. Por la misma calle, a la misma hora, pero en dirección contraria, circulaba un monovolumen ocupado por un matrimonio (el hombre era el conductor), sus dos hijos (uno nacido en 1998 y el otro en 1996) y tres amigos de éstos, nacidos en 1995, 1998 y 1999, respectivamente.
Al llegar a la altura de la confluencia con la calle Badajoz, el conductor del monovolumen efectuó desde el carril por el que circulaba un giro permitido a la izquierda, tras superar una mediana ajardinada que separa ambos sentidos de circulación. Para ello, tenía la obligación de ceder el paso a los vehículos que circulaban por el sentido contrario de la calle Velázquez, que gozaban de prioridad.
Una vez en el cruce, el hombre decidió atravesarlo al considerar que, aunque se acercaba el coche conducido por la acusada, le daba tiempo a efectuar la maniobra sin riesgo. No obstante, como la acusada circulaba a una velocidad muy superior a la permitida, entre 85 y 94,6 kilómteros por hora (la permitida era 50 kilómetros por hora), y bajo la influencia de bebidas alcohólicas, embistió con su coche la parte lateral derecha posterior del monovolumen.
Según el fiscal, la colisión nunca se hubiera producido si la acusada hubiera circulado a la velocidad reglamentaria. Por otro lado, el impacto se vio favorecido por el hecho de que la acusada había ingerido alcohol, lo que disminuía su capacidad de conducción. Así, al ver la maniobra del otro coche, no reaccionó ni frenando ni cambiando la dirección para evitar o minorar las consecuencias del choque.
La brutalidad del inpacto, provocada por la excesiva velocidad del coche conducido por la acusada, determinó que el monovolumen, pese a pesar 1.350 kilos vacío y estar ocupado por siete personas, fuera girado en sentido horario casi 360 grados, hasta chocar su parte delantera con un panel informativo que había en la acera, que lo frenó.
La acusada fue trasladada al hospital de Cabueñes, a donde llegó a las 00.14 horas del ya 5 de septiembre. En la analítica que se le practicó arrojó un resultado positivo de 0,83 gramos de etanol por litro de sangre.
Como consecuencia del choque y del giro brusco del vehículo que le siguió, uno de los hijos del matrimonio, de 13 años, que ocupaba la posición sexta en la tercera fila de asientos del monovolumen, se soltó del cinturón que llevaba colocado al deteriorarse el sistema de seguridad. El niño salió despedido del vehículo, cayendo sobre la acera y sufriendo un fuerte traumatismo cráneoencefálico, que provocó su muerte en el acto. Los demás ocupantes del vehículo resultaron heridos, algunos de gravedad. Asimismo el coche resultó siniestro total.
La Fiscalía considera que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio por imprudencia grave, de lesiones por imprudencia grave, y de conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas. Solicita que se condene a la acusada a tres años y tres meses de prisión, privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores durante cinco años y abono de indemnizaciones que suman 142.766,81 euros.
