Las relaciones amorosas se viven con ilusión y esperanza. Uno de los momentos considerados clave en toda relación es el momento en el que ambos deciden ir a vivir a una misma casa.
Es un paso decisivo que implica cambiar de hábitos, adaptarse a una vida en común, donde las acciones se tienen que acometer pensando también en otra persona. La ilusión por compartir
techo y macarrones crece cada día y parece que el tiempo se hace más lento y no llega
el deseado momento de la mudanza.
Pero, todo llega y aunque el amor y las expectativas de una vida en compañía de la persona querida ocupe la mayor parte de los pensamientos, no se deben dar de lado las obligaciones de estos primeros pasos. El primero de ellos es el de
organizar el traslado.
La organización del traslado
Una vez que se tiene decidido este punto de inflexión, cuando se elige abandonar la vida solitaria en un estudio o la de compartir piso con un grupo de amigos, ha llegado el momento de
organizar el traslado, para que, llegado el día, todo esté perfectamente ordenado y clasificado.
Para realizar correctamente este trabajo es imprescindible contar con
cajas para mudanza, ya que en estas se introducirán todos los objetos y enseres que se quieren seguir conservando en la nueva vivienda. Existen
cajas de cartón de todos los tamaños, que facilitarán enormemente el
trabajo de clasificación, un detalle muy importante para no perder el tiempo a la hora de volver a distribuir, en el nuevo hogar, todos los elementos transportados.
Las cajas de mudanza tienen un uso que va más allá de guardar los enseres para llevarlos a su nueva ubicación. Su resistencia las hace válidas para usarlas una y otra vez, después de este primer recurso. No son pocas las personas que las tienen para guardar aquellos objetos que ya no usan o la ropa que no es de temporada. Del mismo modo, aquellas personas con creatividad son capaces de realizar mil y un trabajos con ellas, desde juguetes hasta cajas decorativas.
La empresa de transporte
Otro elemento a tener en cuenta ante una mudanza es
la elección de la empresa encargada de llevar, con todas las garantías de seguridad, las cajas de mudanza y demás muebles. Y es que no se debe olvidar que irán llenas de todo tipo de objetos, desde los más resistentes y sin importancia hasta aquellos que merecen un tratamiento más cuidadoso por ser frágiles o por guardarles una especial querencia.
Para la tranquilidad de los usuarios deberán presentar un
camion transporte con el
equipamiento más completo, con correas, telas y láminas de goma espuma para mantener todos los muebles y demás objetos completamente a salvo de posibles caídas, golpes y roturas. Del mismo modo,
el conductor del
camión de mudanza debe tener
sólida experiencia en este tipo de trabajos, siendo consciente en todo momento del material que transporta, delicado y querido por sus propietarios.
Cómo portarse cuando compartimos casa con la persona amada
Una vez que ya se ha terminado la mudanza, cuando las habitaciones están llenas de cajas de mudanzas todavía sin abrir, es un buen momento para sentarse sobre una de ellas y
proyectar una convivencia en común.
Las intenciones siempre son las mejores al principio, pero el tiempo de vida juntos puede tomar dos direcciones completamente opuestas. Por un lado, puede ocurrir que se quieran imponer las condiciones, los hábitos, las costumbres de vida que se solían tener antes de la mudanza. Un camino que, en la mayoría de los casos, termina en un precipicio.
Mejor el otro sentido, ese que
toma el hogar como un barco que debe permanecer a flote con la continua colaboración, con el esfuerzo compartido diario, con las mejores voluntades e intenciones.
Los expertos ofrecen estos consejos básicos para que la armonía no desaparezca y la buena convivencia permanezca siempre floreciente;
Respeta el espacio y los silencios
Cada persona debe mantener sus propios momentos de soledad, un lugar y un tiempo para sí mismo.
No se debe en ningún caso invadir la intimidad cuando no se quiere y no obligar a la conversación en aquellos instantes en los que no apetece.
Acepta las discusiones
Por muy bien avenida que esté la pareja, las discusiones saldrán. Se deben aceptar como parte del trato, pues sirven para mejorar la convivencia cuando se llega a acuerdos. Para ello
hay que saber discutir y, en este sentido, jamás se debe buscar el daño ni hacer memoria de otros conflictos, hay que escuchar y evaluar lo que se dice. Se deben buscar argumentos para llegar a un acuerdo que beneficie a ambos.
Si no hay acuerdo, se deberá establecer una premisa básica para delimitar el final de la discusión.
El cariño y la complicidad constante
Siempre hay tiempo para demostrar cariño y amor, para demostrar buen talante, para realizar críticas constructivas, para valorar el trabajo del otro, para negociar ante las dudas…
nunca para colocar a la pareja en la posición de un enemigo, en ningún ámbito.