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Paquita Salguero: súper centenaria de 107 años que piensa en viajar de nuevo

El optimismo es el secreto de la longevidad de Paquita Salguero. Ni el coronavirus ha podido con ella. Menos todavía con su sonrisa de 107 años

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  • El optimismo es el secreto de la longevidad de Paquita Salguero. -

El optimismo es el secreto de la longevidad de Paquita Salguero. Ni el coronavirus ha podido con ella. Menos todavía con su sonrisa de 107 años. El 7 de mayo espera soplar otra vela más. Ella vive en A Coruña. Y en la otra punta de Galicia, en Vigo, Luis Torras, el pintor en activo más longevo del mundo, le lleva ventaja: tiene 109.

Mientras que Luis hurta horas al sueño pincel en mano, la súper centenaria del norte, que maneja su "smartphone" con la soltura de una veinteañera, pasó la covid-19 hace más de un año completamente asintomática, a día de hoy continúa en perfecto estado y lo que desea es echarse kilómetros encima y volver a pisar lugares a los que quería ir y cuyos desplazamientos tuvo que aplazar debido a las restricciones de la pandemia.

“No me enteré del coronavirus, porque no tuve síntomas”, cuenta en una entrevista con Efe Paquita, que cayó ante la enfermedad porque una de sus cuidadoras se infectó.

Al conocer el estrecho contacto, los servicios sanitarios acudieron a su casa, situada en un edificio frente al puerto de A Coruña, para hacerle una PCR, que resultó positiva.

También se contagió su sobrina Carmina, con la que vive. Ella, mucho más joven, sí sufrió las complicaciones del SARS-CoV-2 y estuvo ingresada doce días en el hospital.

Mientras tanto, Paquita transitó por el mal de moda sin apenas enterarse.

Parece extraña la levedad, pero para aquellos que la conocen ni siquiera resultó una sorpresa, pues todos saben que está hecha de otra pasta. “Soy muy fuerte, aguanto todo”, reconoce ella misma sin perder esa alegría que la caracteriza.

Paquita sale todos los días a pasear por el centro de su ciudad, lee libros, intercambia mensajes de WhatsApp con sus allegados y disfruta de compartir momentos con sus seres queridos.

A pesar de su lozanía, ha tomado la determinación de no arriesgarse a no poder celebrar su próximo cumpleaños, aunque lógicamente cree que sí, pero por si acaso festeja cada día 7 su “cumple mes”. Una de sus vecinas la agasaja con flores cada treinta jornadas y organizan una comida por todo lo alto.

Lo único que lamenta es que, según pasa el tiempo, se ve obligada a festejar con comensales diferentes, pues va sobreviviendo a todos.

No en vano, el 7 de mayo es el 108 cumpleaños de esta mujer, que confiesa estar vacunada “de todo”, pues ha recibido las tres dosis del suero contra el minúsculo patógeno que todavía tiene inquieto al mundo y también la inyección contra la gripe, aparte de todo lo estipulado en el calendario.

Se siente protegida y admite que no tiene ningún miedo, ni al virus actual ni a nada.

Y el secreto del don de una larga vida, lo tiene claro: “Ser muy optimista, ver todo por el lado bueno”.

Su gran anhelo ahora es retomar una de sus aficiones favoritas, que se ha visto truncada por la crisis sanitaria: viajar.

“Ella me dice que quiere ir a Budapest, pero tan lejos no la llevo”, cuenta, a su lado, su sobrina, maravillada por su vitalidad.

A donde sí irán ambas esta primavera será a Santander, pues a Paquita le encanta cambiar de aires, hacer visitas y pasear por otras urbes.

Su espíritu aventurero le viene prácticamente de nacimiento, pues cuando era una pequeña niña vivió en cinco faros diferentes, ya que sus padres fallecieron y residió con un tío suyo, que era farero, en distintos puntos de la Costa da Morte, esa que imprime carácter.

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