Los supuestos asesinos de Francisco de Pablo, desparecido en Madrid en marzo de 2022 y cuyos restos fueron hallados a principios de junio, le enterraron en una fosa séptica por una deuda económica.
En total fueron detenidas seis personas, cuatro hombres y dos mujeres, entre los que se encuentran el presunto autor del crimen y su cómplice, que tras su arresto ingresaron en prisión provisional como supuestos autores de un delito de homicidio, ha informado la Jefatura Superior de Policía de Madrid.
Este miércoles ambos declararon ante el Juzgado de Instrucción número 37 de Madrid, a cargo de las pesquisas y que ha levantado el secreto de sumario, en una vistilla para ratificar el auto de ingreso en prisión.
Según han señalado a EFE fuentes jurídicas, mientras el presunto autor del crimen -un hombre español de 31 años- volvió a la cárcel a la espera de juicio, la jueza ha dejado en libertad con medidas cautelares a su colaborador, también de nacionalidad española y de 54 años.
Francisco de Pablo Páez, entonces de 32 años, desapareció el 21 de marzo de 2022 tras salir del piso de alquiler en el que vivía en el distrito madrileño de Hortaleza, donde dos amigos le vieron por última vez.
Sobre las cinco de la tarde dijo que se iba a resolver un asunto y que en media hora volvería al piso, pero su móvil dejó de dar tono esa misma tarde y nadie volvió a saber nada de él.
Los investigadores de la comisaría de Hortaleza-Barajas abrieron una investigación que ha durado más de dos años y que en un principio apuntaba a una desaparición voluntaria.
Se centraron en el entorno que frecuentaba el desaparecido, que colaboró poco y añadió numerosas dificultades a las pesquisas, pero poco a poco fueron encontrando indicios de que se podía tratar de una desaparición forzosa y violenta.
La investigación culminó el pasado 6 de junio con el hallazgo de sus restos óseos enterrados en una fosa séptica situada bajo el suelo de la cocina de una vivienda de la localidad de Aldea del Fresno, a unos 70 kilómetros al sureste del lugar de su desaparición.
La casa estaba situada en una finca propiedad de la familia, en la que habían realizado reformas para camuflar el lugar en el que se deshicieron del cuerpo de Francisco.
Desde un primer momento los agentes tuvieron claro que se trataba de los restos del desaparecido, extremo que confirmó la autopsia que se le realizó en los días posteriores al hallazgo en el Instituto de Medicina Legal.
Un móvil económico
No obstante, según las pesquisas de los investigadores, Francisco fue asesinado en una parcela rural situada al noroeste de Madrid y después fue trasladado a la finca de Aldea del Fresno, donde se deshicieron de sus restos.
Fuentes policiales han indicado a EFE que la principal hipótesis que barajan los investigadores es que el móvil del crimen sea una deuda que habían contraído entre la víctima y los sospechosos.
Según explicó su madre, Francisco estaba metido en el mundo de la droga y unos meses antes de su desaparición envió un mensaje de audio a un conocido en el que le contaba que había sufrido un vuelco -robo- de unos 15.000 euros de cocaína que guardaba en su domicilio y no descartaba que alguien hubiese podido tomar represalias contra su hijo.
Con los indicios recabados en contra del principal sospechoso, los agentes establecieron un dispositivo conjunto para registrar dos inmuebles. En él participaron perros especialistas en búsqueda de restos humanos, el Grupo de Intervenciones Técnicas, la Unidad de Subsuelo y la Policía Científica.
Localizada la fosa séptica y los restos humanos, los agentes detuvieron a los seis sospechosos, que pasaron a disposición judicial como supuestos autores de un delito de homicidio.
A parte del supuesto autor y su cómplice, el resto de arrestados son dos hombres y dos mujeres de entre 74 y 39 años y familiares de los principales sospechosos, quienes quedaron en libertad con medidas cautelares.