El equitecto y académico José María Cano Valero se había propuesto realizar un estudio pormenorizado de la obra del también arquitecto Torcuato Cayón, pero tuvo que desistir y dejarlo en la influencia de su obra en la provincia de Cádiz y especialmente en San Fernando.
Reconoció es imposible resumir en una hora la tan inmensa como desconocida obra del autor del edificio del Ayuntamiento de San Fernando, lo cual permitió, en contra, conocer qué hizo, cómo lo hizo y cuáles fueron sus intenciones en la ciudad. Intenciones no siempre cumplidas por diversos motivos, a la vez que desfiguradas por acciones posteriores sobre los planteamientos del principio.
Cano Valero, dicho sea para empezar aunque él lo dijo casi a la mitad de la conferencia, se sumó sin ambages a los eruditos que consideran que a la plaza del Rey le sobran elementos impostados, incluidas estatuas -la de Varela, no la del mariscador- y árboles, además de los toldos que sirven de terraza a los establecimientos hosteleros de los alrededores.
Dicho de otra forma y así lo reconoció el presidente de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes, José Carlos Fernández Moreno aunque con otras palabras, Cano Valero se mojó y se suma a otros que ya lo han hecho, entre ellos el doctor en Historia Juan Torrejón Chaves.
O sea, que son opiniones sobradamente autorizadas contra el sintimentalismo o las ideas políticas que mantienen otras respetables posturas sobre el particular. Fuentes con chorritos y sin chorritos aparte.
Cano comenzó su conferencia haciendo una breve descripción del momento artístico en que se encontraba España al comienzo de la segunda mitad del siglo XVIII, justamente cuando se crea el primer ayuntamiento de la Isla de León.
Luego reseñó la vida del arquitecto Cayón, para conocer sus influencias artísticas, que luego conformarían su obra. Después describió esa obra por toda la provincia de Cádiz y por ultimo entró en el desarrollo de su obra en la Isla de Leon, describiendo pormenorizadamente ésta, y sobre todo en su intención de trabajar en un diseño de ciudad, que luego desgraciadamente no se pudo realizar, por las crisis económicas de finales del siglo.
Al igual que no es posible condensar la vida y obra de Torcuato Cayón en una hora de conferencia no lo es hacerlo en un reportaje, por lo que se limitará a su relación con la Isla de León.
La nueva Villa
La Real Cédula de Carlos III en el año 1766, en donde se creaba el Ayuntamiento de la Isla de León, que celebramos ahora el 250 aniversario, dotaba a dicha villa de jurisdicción civil y judicial, teniendo el Alcalde Mayor la obligación de cuidar del gobierno político y económico.
Ello requería los equipamientos y los servicios propios de una ciudad cuya población había crecido pasando de 5.000 habitantes en el año 1764 a más del doble en 1782.
El traslado en 1769 del Cuerpo de la Armada complica más el problema, debido a la necesidad de edificios para el alojo de la tropa y demás servicios militares. También se estaban ejecutando, desde 1756, las obras de la Iglesia Mayor, financiadas por el cabildo y el obispado, dotando a la ciudad de una iglesia que satisfaciera las necesidades espirituales de la población.
En aquella época Torcuato Cayón recibe dos encargos importantes “que van a definir la forma y la imagen futura de la ciudad”. En 1768, el obispo Tomás del Valle le encarga la construcción de un hospital, con un concepto intermedio entre el hospital religioso de beneficiencia, procedente de los monasterios, y el hospital moderno de la Ilustración.
Por otra parte, el primer Cabildo se reunió, según Clavijo, en la casa Cimbrelo, “hoy desgraciadamente desaparecida”, por lo que éste requirió repetidas veces al Supremo Consejo de Castilla la construcción de un lugar digno de reunión para el cabildo y para las oficinas públicas, que entonces incluían carnicería, pescadería, matadero, alhóndiga y por supuesto las casas capitulares.
En año de 1769, el 17 de abril, llega una orden del Consejo de Castilla, diciendo que por el Maestro Arquitecto de la ciudad de Cádiz, se realice “un plan o diseño de ellas, con un cálculo prudente del costo”.
La unión de los dos núcleos
“Estaba claro, y creo que así lo pensaría Cayón, que estos dos proyectos deberían de ser edificios que se apoyaran en la vía principal que había servido de soporte para la población existente y sirviera de núcleo articulador entre los dos conjuntos de caseríos más importantes que había.
Uno, alrededor del Castillo hasta la Iglesia que se estaba ya construyendo, y el otro, desde la Iglesia Castrense, pasando por el Convento de la Compañía de María hasta el barrio de pescadores ubicado en la parte posterior del Convento del Carmen.
Por lo tanto, Torcuato Cayón busca un terreno situado entre ambos grupos de caseríos para diseñar una gran plaza y colocar el hospital en sus proximidades, una gran plaza que sirviese a modo de Ágora griega, es decir, lugar de encuentro y relación de una sociedad de hombres nuevos, cultivados y emprendedores que debería ser, de acuerdo con las palabras del académico Juan Torrejón, el corazón o centro de la villa, colocando el hospital en sus proximidades.
Tras un primer proyecto para las Casas Consistoriales en las afueras de la ciudad que fue desechado al estar desplazado del centro de la población, se buscó una parcela más céntrica, eligiendo Cayón los terrenos de Don Pedro y DoñaPetronila de Lorion, al ser según él , “el más cómodo, hermoso y espacioso” con 86 varas de frente a la calle (71,90 metros), tener buena cimentación y el lugar contribuía a la formación de un trazado urbanístico más coherente al articular, como ya dije anteriormente , los dos núcleos de caseríos situados en la calle Real.
Torcuato Cayón redacta el proyecto y ahí es donde Cano dibuja el concepto que el arquitecto tiene de ese proyecto, la intención tanto plástica como práctica que lo empuja a unir los dos proyectos, ayuntamiento y hospital, en un único objetivo.
Un proyecto para el autor
“Un proyecto de esta envergadura, se debía controlar por parte de Cayón en su totalidad, no sólo el edificio en sí, sino todo el espacio urbano que lo conforma ya que iba a ser la imagen de la futura ciudad.
La plaza debería estar cuidada hasta el más mínimo detalle, y se debe controlar en todas las casas que presentaban fachada a la misma y en su entorno, cuyas fachadas deberían conseguir un paisaje urbano a su escala, con una unidad formal, promoviendo una unidad de huecos, cornisas y alturas, para crear un frente urbano acorde con el proyecto de las Casas Consistoriales, dice Cano.
Para ello se crea una tipología de casa, también de tres cuerpos como el Ayuntamiento, con la entreplanta insertada sobre la planta baja y balcones corridos en las plantas superiores.
Esta tipología proviene de la vivienda de la burguesía comercial de Cádiz, que se había repetido previamente en algunas viviendas de la calle Real, pero con una respuesta más clásica en la fachada.
La planta baja se dedicada al comercio o a oficinas, con la entreplanta incorporada y la escalera de acceso a las plantas superiores se sitúa en primera crujía, con dos viviendas por planta, dando al patio principal situado en segunda crujía y patio de ventilación y servicio al fondo.
La construcción de estas casas se hizo en paralelo con las ordenanzas dictadas en Cádiz en el año 1792, en donde se indicaba que los arquitectos de la localidad deberían intervenir con los maestros de obras intentando componer las fachadas para su aprobación por el municipio.
Hospital de San José
En cuanto al hospital de San José, se adquirieron unos terrenos próximos a la calle Real, en la zona central de esta vía y en los vacíos urbanos existentes entre los dos núcleos de población, como se ha indicado anteriormente.Las obras comienzan en diciembre del año 1768.
Uno de los primeros dibujos que realiza Torcuato Cayón para el proyecto del Hospital, lo denomina Pensamiento para Ospital de hombres y mujeres con Ospisio. Año 1768.”, firmado por él mismo y con unas dimensiones de 49 varas de fachada por 166 de fondo,(42 x 141 mts.), y con un esquema en planta que sigue el modelo de edificio del siglo XV, contemplando los principios de higiene y circulación de aire al uso.
Sin embargo, el edificio quedó reducido a una tercera parte del original, o bien a una sexta parte en el caso que tuviera dos plantas.
También hay que destacar, como en el deseo de Cayón de planificar la ciudad, realiza el diseño de los edificios de viviendas hasta la calle Real, con una pequeña plaza de acceso al hospital.
Estos edificios situados entre el hospital y la vía principal debieron ser diseñados para hospicio y casa cuna, reflejando lo dicho anteriormente sobre la separación de espacios arquitectónicos para sus distintas funciones o usos (Ver planos).
De este forma es como Cayón unió de una forma práctica los dos núcleos urbanos que formaban en la época la Isla de León. independientemente de que una cosa fuera lo que figuraba en los plenos y otro lo que se consiguióconstruir, ejemplo que ya existe en San Fernando con la población de San Carlos.
Un gran arquitecto
En resumen, dijo Cano, “creo que estamos ante un gran arquitecto, no valorado, seguramente por el desconocimiento global de su obra y que además porque esta no se ha podido clasificar o etiquetar dentro de un movimiento artístico concreto, tal y como les gusta a los historiadores y críticos del arte”.
El principal mérito de Torcuato Cayón, “ha sabido irse adaptando al tiempo de cambio artístico entre dos estilos tan distintos como el barroco y el neoclásico, y su arquitectura, exenta de todos los adornos superfluos del barroco, sabe tomar de este estilo la complejidad de sus espacios y adaptarlo a las corrientes estilísticas del mundo clásico”.