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La tribuna de El Puerto

Derrotistas

Cierto es que si todos ponemos de nuestra parte (políticos y ciudadanos) el daño ya consumado es todavía subsanable y recuperable

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La actitud de desaliento o pesimismo en cualquier empeño es la que lleva a los derrotistas al agujero oscuro de la nada. No creo sea ese el fin último de quienes frente al desaliento y al pesimismo nos enfrentamos con la realidad de nuestra ciudad y denunciamos públicamente lo que hacía años no se veía por El Puerto.

Es innegable que la situación de dejadez y abandono que vive nuestra ciudad salta a la vista tanto en materia de limpieza como de seguridad ciudadana, así como en lo referente al mantenimiento urbano.

Estos tres pilares que son fundamentales en el día a día de cualquier Ayuntamiento, primero en el remedo del tripartito con Levantemos, y ahora con la inoperancia del bipartito con PSOE – IU son los que están llevando al abismo a una ciudad que como El Puerto irradia recursos naturales y monumentales allá por donde se mire.

Los señores Oliva y su agrupación de electores –que gobiernan en la sombra a golpe de subvenciones-, y De la Encima y Fernández que desgobiernan escondidos detrás de una mesa –ya no quieren saber nada del pueblo- deberían pensarse muy mucho cómo van a dejar la ciudad cuando se les termine algo con lo que jamás hubiesen soñado si la aritmética no hubiese sumado trece.

Como bien dice el refrán “no hay más ciego que el que no quiere ver”. Y si nos escondemos y no denunciamos lo que va peor que mal en nuestro entorno, torpemente obraremos.

Si escuchas a un responsable municipal decir que ‘no puede hacer nada más allá de lo poco que ya hace’ me dirán ustedes qué podemos esperar los ciudadanos de a pie.

Denunciar en la Web Municipal y esperar sentada a que te contesten ‘estamos en ello’ o ‘ya actuaremos’ no es la solución.

Entre los comportamientos incívicos sancionables y recogidos en su día (8 de marzo de 2012) en una Ordenanza para la Convivencia Ciudadana en el espacio público de El Puerto de Santa María,  que fue derogada por los responsables municipales actuales sin que hasta la fecha hallan explicado razonadamente los motivos para hacerlo; y la falta de planificación en cuanto a limpieza y seguridad de la ciudad, nos encontramos con una situación lamentable, triste, calamitosa e irritante a la vez que dolorosa para los que vivimos y queremos a esta ciudad.

Cierto es que si todos ponemos de nuestra parte (políticos y ciudadanos) el daño ya consumado es todavía subsanable y recuperable.

Ahora bien, si escondemos la cabeza debajo del ala y decidimos que sea la propia inercia administrativa del Ayuntamiento la que arregle esta situación apañados vamos. Y yo desde luego por la parte que me toca sigo diciendo: “Hay otro Puerto… Y me gusta”; y por supuesto para nada me siento identificada con el derrotismo o con los derrotistas.

Pero obviamente como contribuyente y ciudadana que paga sus impuestos exijo y exigiré que los que ahora ocupan los sillones del salón de plenos de la Plaza Isaac Peral hagan su trabajo diligentemente y se dejen de marear la perdiz de la ineficacia porque dos años –los que aún les quedan- dan para mucho.

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