Que la capacidad hotelera de San Fernando no se corresponde ni con su población ni, mucho menos, con la zona turística en la que está enclavada lo saben los responsables municipales que incluso en el anterior mandato corporativo, con los mismos partidos gobernando, pusieron sobre la mesa un pomposo Plan Hotelero del que, como de otros muchos planes, no se cumplió ni una coma.
Que esa capacidad hotelera, además de no crecer ha menguado, también lo saben los responsables municipales por cuanto el Ayuntamiento forma parte de la Comunidad de Propietarios de Bahía Sur y está al tanto del desastre que ha supuesto la operación especulativa del más pequeño de los hijos del honorable Jordi Pujol, Oleger Pujol Ferrusola y el empresario Luis Elías Rodríguez-Viñas González. En este caso, además, con la complicidad de la política del avestruz de la Delegación Provincial de Turismo de la Junta de Andalucía, cómplice indispensable para que las cosas hayan terminado como están. Y a peor.
Ese es uno de los grandes problemas de San Fernando que siempre se ha intentando que se entienda mal por parte de los hoteleros actuales, lógicamente no partidarios de ningún plan que les haga la competencia, pero imperdonable por parte de los políticos que al final han demostrado que no daban más de sí y en eso siguen.
En contra de lo que se pretenda hacer creer, no es que en San Fernando no haya nada que ofrecer al turismo, aunque no sea mucho, sino que no hay infraestructura para ofrecer nada porque lo que se ofrezca caerá en el saco de los que sí están preparados para absorber la demanda. Los números, aunque los haya aportado un partido político, los corrobora la realidad.